El Punt Jove de Santa Eulària celebró ayer por la tarde su tradicional túnel del terror en el que hubo monstruos terroríficos, escenas de cine gore, gritos pidiendo auxilio, sustos terribles y sobre todo mucha oscuridad. Los asistentes iban pasando en grupos de seis en seis para sentir de cerca el miedo.

Un equipo de 10 monitores trabajó para que los jóvenes del municipio disfrutaran pasando miedo por un día. Previamente, concretamente el viernes, estuvieron calentando motores con un taller de recetas terroríficas en el que elaboraron sandwichs funerarios, dedos amputados y una refrescante bebida sanguinaria.

El Punt Jove celebra esta fiesta desde que abrió sus puertas en 2005. Desde entonces recibe una media de 150 personas por fiesta.