Los carteles del cuarto concierto de Antonio Orozco anunciaban que el artista pisaría el escenario del campo de fútbol de Santa Gertrudis a las nueve de la noche. Sin embargo no fue hasta las diez cuando las alrededor de 7.000 personas, según afirmó la organización, empezaron a disfrutar del romanticismo más rockero que siempre ha caracterizado al artista catalán. Así, repasó algunos de sus temas más conocidos, como Ser o no ser, Rarezas o El viaje, que mezcló durante la hora y media que duró su actuación con las nuevas composiciones de su último trabajo, Renovatio,de entre las que destacaron Aire en las espaldas, con la que abrió el concierto, su primer single Qué me queda o Ya lo sabes, uno de los temas con los que consiguió enternecer al público, aunque fue con Devuélveme la vida, que sonó menos triste debido a la ausencia del piano como base, cuando los asistentes empezaron a mostrar todo su romanticismo con sus compañeros de concierto ya fueran padres, hijos, amigos o compañeros sentimentales.

A este derroche de sentimiento se sumaron dos anécdotas divertidas y otra que si bien al principio no lo parecía al final resulto serlo. La primera de ellas fue el sonoro Feliz Cumpleaños que el público cantó al artista. Más tarde, concretamente cerca de las once y media, Orozco vio interrumpida su actuación para hacer un llamamiento sobre la pérdida de un niño entre el público del concierto: «Se llama Isaac y sus padres lo están buscando». Según el artista acababa la frase, el pequeño Isaac alzó la mano para alertar de que estaba allí, en primera fila, disfrutando del calor humano con el que seguro consiguió aliviar la fría noche y, por supuesto, de la música de uno de los músicos más consolidados del país. «¿Te gusta la música?», le preguntó Orozco al joven Isaac, que contestó con un rotundo sí.

La mezcla de la fuerza y sentimiento de Lo que tú quieras soy parecía anunciar el final del concierto, pero aún faltaba la sorpresa de la noche: la improvisada coreografía de Billie Jean de Michael Jackson que se marcaron Orozco y sus músicos para decir hasta luego a la isla con una gran sonrisa.

María José Real

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