La polémica por la construcción del puerto y la inspección de la Unesco por posibles afecciones a los bienes declarados Patrimonio de la Humanidad no hicieron sombra ayer a la celebración institucional de los diez años de este reconocimiento mundial. «Estamos tranquilos porque hemos hecho las cosas bien y se seguirán haciendo bien», destacó la alcaldesa, Lurdes Costa, maestra de ceremonias de un pleno municipal que reunió en Can Botino a los protagonistas de aquel 4 de diciembre de 1999 en Marrakech, cuando estaba en juego ante el Comité de Patrimonio Mundial la obtención de la declaración de Patrimonio de la Humanidad, Eivissa, biodiversidad y cultura. Un título que distingue como «valores únicos y universales» las praderas de posidonia, el yacimiento de sa Caleta, la fortificación y el conjunto de Dalt Vila intramuros, y la necrópolis de Puig des Molins, y que se logró a pesar de tener «a todos los países anglosajones en contra porque no querían que España e Italia tuvieran este reconocimiento», recordó la alcaldesa.

«La declaración de 1999 supuso un antes y un después para Eivissa en muchos sentidos», destacó Costa en su discurso institucional. «Significó un aumento de responsabilidad en la protección y gestión de nuestro patrimonio tanto cultural como ambiental, y exigió también redoblar los esfuerzos presupuestarios de investigación, y de difusión de estos bienes», agregó Costa, quien remarcó el valor añadido que otorga esta declaración para «promocionar una nueva imagen de Eivissa que pone el acento en la historia, la arquitectura tradicional y las costumbres».

Cohesión

Asimismo, la alcaldesa recordó que la Unesco «recomienda que los bienes puedan servir de cohesión de la población» y el compromiso del Ayuntamiento «para trabajar firmemente en la defensa del patrimonio histórico y de los bienes incluidos en la declaración; buscar el consenso y las soluciones más apropiadas para cada una de las intervenciones en los bienes; y avanzar para que los barrios históricos puedan ser entes vivos, compatibles con los requisitos actuales de habitabilidad».

Al acto, además de la Corporación al completo asistieron Enrique Fajarnés y Pepita Costa, alcalde y concejala de Cultura salientes por aquel entonces, y el presidente del Consell, Xico Tarrés, que ese año se convertía en alcalde de Vila. Tarrés recordó que tras lograr la declaración aseguró que «había que trabajar poco a poco y bien», y destacó que ya se han invertido 21 millones en el núcleo histórico y que ahora se está haciendo «la guinda del pastel»: el Parador.

Al acto también representantes asistieron todas las asociaciones vecinales de la Marina y Dalt Vila, el obispo, Vicente Juan Segura, y la presidenta del PP de Vila, Carmen Domínguez.

Una oficina móvil de Correos estuvo instalada durante la mañana de ayer en Vara de Rey para hacer entrega de más de 1.000 sobres y sellos editados para conmemorar el décimo aniversario de la declaración de Eivissa como Patrimonio de la Humanidad. Además, se ha creado también un matasellos con la fecha en que la Unesco hizo el nombramiento. La vicepresidenta del Club Filatélico de Eivissa, Nieves Planells, que estuvo ayer en la oficina móvil y destacó que se habían «agotado muy pronto todos los sobres». El Ayuntamiento de Eivissa ha regalado a los ciudadanos estos sobres especiales además de 200 ejemplares del libro que ha editado con motivo del décimo aniversario.