Antonia Colomar hizo su primera orelleta cuando todavía no tenía 20 años, pero durante su vida laboral no se dedicó a la cocina sino a trabajar el campo. Por cuestiones de salud tuvo que dejar la agricultura, por lo que encontró más tiempo para dedicarse a lo que realmente le gusta: hacer flaons y orelletes. «Aún recuerdo mi primera orelleta y tiene poco o nada que ver con las que hago ahora. Me retiré y mis conocidos, familiares y amigos me dijeron que por qué no me dedicaba a hacer orelletes y venderlas. La gente dice que están muy buenas, pero a mí me da vergüenza porque se hacen muchas en la isla, aunque si lo dicen será verdad», cuenta esta maestra artesana de este postre ibicenco. Una verdad que le ha llevado a hacer este dulce para los vecinos de todos los pueblos de la isla: «También compra gente que viene de vacaciones, de Andorra, Córdoba, Santander...».
Harina, huevos ibicencos, azúcar, un chorrito de anís, ralladura de limones, paciencia y mucho cariño es lo que moldean las manos expertas de Antonia. Y el resultado no podría ser mejor: orelletes con flores en el centro. «Ya casi no se hacen así porque las otras, las que no tienen flor, se pueden hacer muchas a la vez cuando yo hago éstas una a una» . Según cuenta, el pedido más grande al que se fueron 300 orelletes que hizo durante una semana: «Hacía 50 por la mañana, otras 30 por la noche y así hasta que llegué a las 300. Lo mejor es que puedo hacerlas a mi ritmo». Antonia consiguió a principios de este año el carnet de artesana, por lo que podría dedicarse a enseñar esta labor de repostería: «Pero no quiero porque soy mayor», puntualiza.

LA RECETA
INGREDIENTES. Para medio kilo de orelletes se necesita medio kilo de harina, ralladura de un limón, cuatro huevos, un chorrito pequeño de anís y 250 gramos de azúcar.
ELABORACIÓN. En un cuenco, se vierten los cuatro huevos. A continuación se baten con varilla o con la batidora. Más tarde se añade la harina, que se mezclará a mano con los huevos hasta que se consiga una masa uniforme. A continuación se le añade el azúcar, el anís y un poco de esencia del mismo licor. Se debe mezclar todo hasta conseguir de nuevo una masa uniforme, que más tarde se pondrá en una bolsa de plástico para evitar que se seque (la masa debe reposar unos tres cuartos de hora). El aceite, mientras tanto, se está calentando. A continuación se hace una bola a la que se le da forma redonda con ayuda de un cortador y un molde, que bien puede ser un rodillo o una botella. Se hace la flor del centro y se introduce la 'orelleta' en el aceite. En menos de un minuto está lista.