La organización internacional ecologista Oceana ha publicado un informe, junto a la Obra Social de Caixa Cataluny, de especies amenazadas, donde se registran las «deficientes medidas de protección sobre las especies marinas».
Entre éstos cabe destacar que el mero (Epinephelus marginatus) está catalogado como 'en peligro' por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza mientras que en el Mediterráneo no existe ningún tipo de regulación hasta el momento. Lo mismo sucede con el pez espada (Xiphias gladius). Estas dos especies se encuentran sometidos a una «fuerte presión pesquera», según indica el informe.
En el caso de Balears, sólo se reconoce al boquerón y al chanquete 'en peligro' y a la corvina 'en peligro crítico'. El mero, por su parte, a pesar del «deteriorado estado de sus poblaciones, la opinión pública no tiene percepción de que se trate de una especie amenzada». Además, apuntan que la especie se encuentra «fuertemente sobreexplotado por su apreciada carne en todo tipo de pescaderías profesionales y deportistas».
En este sentido, la cofradía de pescadores de Vila apuntan que en Eivissa se capturan «muy pocos ejemplares» a través de las artes de pesca profesionales. Fuentes de la cofradía apuntan que la mayoría de los ejemplares que se venden en Eivissa provienen de Túnez o Marruecos, «los pocos que hay de aquí son capturados a través de la pesca submarina».
Desde el Consell d'Eivissa apuntaron muy acertado el informe de Oceana y es que, según explicó el técnico de medio ambiente, Jaume Estarellas, «la gestión de especies marinas es el telón de Aquiles de estos mecanismos de control». Estarellas apuntó que existe mucha tendencia a gestionar el ámbito terrestre «mientras que el marítimo, metodologicamente, es más complicado». Por ello apuntó la necesidad de hacer planes de gestión para la protección de las especies en peligro.
«En Eivissa hay bastantes LIC (lugar de interés comunitario), pero se tienen que hacer son planes de gestión más concretos basados en la protección», indicó uno de los responsables de medio ambiente en la máxima institución insular, que instó a concretar más en estas normativas «porque los que hay son muy generalistas y no existen medidas de conservación concretas».
Diagnóstico
Estarellas apuntó que estos planes de gestión deberían servir, como mínimo, para hacer un diagnóstico detallado de la situación actual no sólo de las especies que puedan estar en peligro sino también para la propia posidonia.
En el informe de Oceana se propone que la nueva directiva debe incorporar no sólo las especies comerciales que se encuentren en situación de riesgo «sino todas aquellas especies que sufren algún tipo de explotación por pesca, recolección o captura para su comercio». Por ello, indican que el desarrollo de los planes de gestión «deberá ser adecuado al estado de las especies y de las poblaciones, en función de la presión a la que estén sometidas y adoptar medidas para que los principios de conservación tengan primacía sobre los económicos».
Implicación
Desde el colectivo, concluyen que es necesaria la «coordinación internacional, tanto para tomar medidas coherentes entre las aguas nacionales contiguas, como para acordar acciones conjuntas en aguas internacionales». Además, indican que la investigación del medio marino «debe avanzar con firmeza para poder obtener un mapa general del estado de las especies marinas». Todo esto debe desarrollarse con un apoyo decisivo de los gobiernos «que deben asumir la necesidad de incrementar esfuerzos para equiparar el conocimiento marino al terrestre».