Alfonso Morell, por Àlex Fito.

Alfonso Morell Vivo (Palma, 1957) reúne sentimiento balear por los cuatro costados: nació en Palma, su madre es menorquina y su mujer es de Sant Carles de Peralta. «Me jubilaré en Formentera», apunta. Empezó, por tradición familiar, la carrera de Derecho, que abandonó el tercer año. «Nunca me gustó. Me iba sacando la carrera pero me equivoqué. Me gusta más la arquitectura o las matemáticas», confiesa. Ha sido bancario, trabajó en la extinta Airtel y en julio cumplirá dos años como director de Gestión del Palau de Congressos ubicado en Santa Eulària.

-¿Cómo se trabaja en un lugar galardonado con varios premios de arquitectura?
-Muy bien, estupendamente. Ha quedado como finalista en cuatro concursos y ha participado en seis. Los arquitectos lo siguen paseando porque es uno de los que dicen que más ha impactado. Hay que tener en cuenta que está siendo premiado pero es un edificio inacabado.

-¿Su despacho tendrá buenas vistas?
-Bueno, las vistas dan a la segunda fase.

-¿Confía en que se pueda construir la segunda fase del Palau de Congressos?
-Confío en que sí, por supuesto. Ahora estamos en crisis pero, por ejemplo, el Palacio de Congresos de Palma sigue adelante y el de Santa Eulària empezó mucho antes. Nos entran peticiones para congresos de 700 u 800 personas, pero son cartas que ahora no podemos jugar.

-Por el Palau de Congressos han pasado médicos , enfermeras y hasta artistas. Algunos de estos tienen fama de caprichosas, ¿y los médicos?
-Hay una curiosidad, y es que todos los eventos organizados por profesionales siempre funcionan muy bien porque hacen un labor previa con un año de antelación. Suelen estar muy satisfechos porque se cuida hasta el mínimo detalle. Cuando llegan todo funciona como un reloj.

-¿Y con el Festival de Cine?
-Con los eventos culturales pasa que la gente, o no se lo toma tan en serio, o no tiene tanto presupuesto. No es lo mismo tener 30.000 euros que 3.000. Hay que tener mucha imaginación, algo que está bien pero que no basta. A veces, son más exigentes los que vienen a hacer eventos culturales que, en la mayoría de los casos, están subvencionados.

-¿Le encandiló Jacqueline Bisset?
-Por supuesto. No hablé con ella. En mi trabajo soy muy discreto, estoy atento y vigilante. Lo que pude ver es que es una persona muy elegante y con saber estar.

-Han pasado más de 20.000 personas desde enero por el Palau de Congressos. ¿Hay sitio para todo el mundo?
-Sí. La ventaja de la primera fase es que, en la parte de arriba, puede acoger una exposición, un taller y coincidir con un concierto de música clásica.

-¿Con qué evento del Palau ha quedado más satisfecho?
-He disfrutado con todos, grandes y pequeños. Sufro mucho cuando se está preparando porque, aunque haya 50 0 60 personas, hay que atenderlo igual que si hubiera 500. Es muy importante la imagen de Palau. Mantengo la misma tensión antes y durante el evento, suelo relajarme cuando ha acabado.

-¿Cuál le gustaría que se hiciera?
-Me gustaría ver un evento tan importante como la presentación del Seat Ibiza, en el que no estuve, por la cantidad de proveedores de todo el mundo que pasaron por allí. Como eventos culturales, ojalá pudiéramos traer a la Filarmónica de Berlín.

-¿Le queda tiempo para el coro parroquial de Santa Eulària?
-El director del Coro me está regañando porque los ensayos son los viernes y coincide con el día con más actividad cultural en el Palau.