En honor a la memoria

Jean Serra, hijo de Vicent Serra Antonio y autor del libro Per memòria, Vida dels meus pares en recuerdo a sus padres, rememora en su obra a aquel hombre al que le costó muchos años poder hablar sobre la Guerra Civil. Vicent Serra Antonio, tal y como explica su hijo Jean, provenía de una familia humilde, sin recursos, por lo que tuvo que dejar el colegio y ponerse a trabajar. Tras pasar por la tienda de ultramarinos Can Félix, entra como aprendiz en Cas Selleter, un taller de fabricación de cuero para animales. Mientras tanto, su hermano Joan aprende el oficio de barbero. En 1927 este último decide montar una barbería propia junto con su hermano, la barbería de s'Alamera. Este establecimiento será muy importante en sus vidas, ya que se trata del lugar donde Vicent Serra Antonio comienza a aficionarse por las novelas de Zane Grey, Tolstoi o Jean-Jacques Rousseau, que le inculcarán los valores anarquistas de entreguerras.

Según Vicent Serra, durante la II República se crea en Eivissa la formación anarquista CNT de la mano de su primo Vicente Antonio Escandell. En estas organizaciones se crea la figura del lector en voz alta para los compañeros que no saben leer, lo que pronto crea alarma entre las autoridades y se considera subversivo. Pronto, la barbería de s'Alamera se convierte en foro de discursión sobre las ideas anarquistas y la difusión cultural. Este lugar era donde se recibían las revistas y los libros que Vicent Serra Antonio se encargaba de vender entre los simpatizantes. Entre las obras vendidas se encontraban Tierra y Libertad, Solidaridad Obrera o Cultura Proletaria.

Golpe de Estado

Encabezado por Franco, en 1936 se produce el golpe de Estado, dando inicio a la Guerra Civil. Joan Serra Antonio muere asesinado y Vicent es encarcelado y torturado durante 6 años. Al salir, la barbería había sido requisada por las autoridades y Vicent no pudo volver a incorporarse a ella. Aquella barbería donde él, su hermano y su padre habían difundido los valores de libertad, justicia y progreso humano por vías pacíficas.

Jean Serra explica que su padre no empezó a hablar de temas relacionados con la guerra hasta la década de los 70. Una guerra que le marcó para siempre y apartó de su lado a sus seres más queridos. Hoy, su labor se ve reconocida y su ciudad natal, Eivissa, le homenajea con una placa en el lugar donde vivió.