Las sonrisas se dibujaron en los rostros de todos los presentes.

La Navidad siempre deja postales impregnadas de emoción y esta no es la excepción. Ayer por la mañana fue el turno de aquellos 'pacientes' que pasan sus jornadas en el centro de día Can Blai de recibir una dosis extra de afecto de parte de sus familiares y cuidadores con motivo de estas fechas.

La coordinadora del establecimiento, Margarita Ferrer, hizo referencia a la celebración de este acto por Navidad en el que los usuarios y sus familiares disfrutaron de un cálido almuerzo que fue seguido de un encantador reparto de regalos y cuentos navideños a cargo del cuentacuentos Cebel, como «una manera de que los familiares se involucren un poco más de lo normal y celebramos las navidades todos juntos. Además, ellos están muy contentos porque este centro es como su hogar y les encanta que vengan sus familiares; les hace mucha ilusión».

«Este establecimiento de Santa Eulària se dedica a albergar por el día a personas con algún grado de dependencia con el fin de ayudarlos a mejorar su calidad de vida lo más que se pueda», comenta Margarita, y agrega que, «gracias a las terapias cognitivas, las enfermeras, los cuidados sanitarios, y una gran variedad de talleres y actividades destinadas a recuperar la autonomía que han perdido e integrarlos socialmente, la verdad es que vienen cada día más animados». Vicente Torres, gerente del centro, recordaba que para los usuarios «es un día muy especial porque salen de su rutina de actividades para disfrutar de una jornada lúdica en familia, lo que les causa una enorme alegría».

Por ejemplo, Natividad Pérez de 81 años (que ante la embarazosa pregunta de la edad siempre dice con toda naturalidad tener 15) admitió estar «contentísima y orgullosa» de que tres de sus nueve nietos y uno de sus hijos hubieran compartido esta lúdica mañana con ella. Por su parte, Lorena, una de las nietas, comentó que «nos hacía mucha ilusión estar presentes y llenarla de alegría y mimos».

Otra de los presentes, Pilar Àlvarez, hija de la Pilar Alonso, de 91 años, estaba muy feliz en el encuentro ya que su madre «está muy a gusto y en estos dos años todos la han cuidado muy bien».