Algunos de ellos, como Jorge, trabajan y estudian todos los días. Otros, como Leire, decidieron incorporarse al mundo de la formación profesional (FP) porque se quedaron en el paro. Y otros tantos, como Toni, que decidieron continuar con su formación una vez acabados los estudios secundarios.

El instituto Isidor Macabich es uno de los centros educativos de la isla que más oferta en FP tiene. Así, cuenta con seis cursos de FP de grado medio (electromecánica del automóvil, equipos e instalaciones electrotécnicas, servicios de restaurante y bar, equipos electrónicos de consumo, cocina, técnico en montaje y mantenimiento de instalaciones de frío, climatización y producción de calor) y tres de nivel superior (agencias de viajes, sistemas de telecomunicación e informáticos y prevención de riesgos laborales).

Los protagonistas

Si bien las tardes parecen tranquilas en este instituto de Vila, en sus clases futuros electricistas, técnicos en frío y calor y mecánicos, entre otras disciplinas, intercambian sus experiencias sobre lo que están aprendiendo. Toni Perpinyà tiene 21 años, trabaja de frigorista y está apuntado a FP de técnico en montaje y mantenimiento de instalaciones de frío, climatización y producción de calor para intentar ampliar sus horizontes laborales: «Quizá en un futuro quiera hacer otras cosas. Me gustaría ser fontanero. Además con este curso te dan el carné de instalador RITE», explica el joven quien asegura que además de todo lo que aprenden en clase se queda con «Sureda [el profesor] y el buen ambiente que tenemos entre nosotros».

El caso de Leire Vázquez es distinto. «Trabajé de técnico en iluminación durante diez años, pero se acabó. Hice un curso en energías renovables y creo que estos estudios [el mismo grado que su compañero Toni] están relacionados con mi experiencia laboral y tiene salidas». En este sentido, la formación profesional incluye prácticas en empresas. «Antes de la crisis la incorporación al mundo laboral después de las prácticas era bastante elevada. Ahora el porcentaje es de más o menos un cincuenta por ciento», explica Toni Sureda, que es jefe de estudios de FP del Isidor Macabich con Pere Yern. «Ahora es más difícil colocar a la gente en un puesto de trabajo. Antes todos mis alumnos conseguían un hueco en alguna empresa», explica Pep Torres, profesor del ciclo medio de electromecánica de vehículos.

En cuanto al número de matriculaciones, Yern y Sureda afirman que con la crisis económica se ha incrementado el número de personas apuntadas a FP:«Y lo que sí nos ha sorprendido es que a diferencia de otros años hay menos gente que se dé de baja una vez iniciados los estudios». En la actualidad hay inscritos un total de 250 alumnos que esperan poder formarse de manera muy práctica y amena para así poder incorporarse por primera vez al mundo laboral o bien en una nueva profesión.