La sillita de la reina es uno de los juegos que siempre consiguen arrancar sonrisas y carcajadas entre los más pequeños. Esta felicidad se multiplica cuando juegan con sus papás y mamás. Y eso es lo que pasó ayer en la ludoteca Diveresplai, un espacio en el que pequeños y mayores redescubrieron los beneficios del masaje indirecto a través de diferentes juegos y disfrazados de graciosos gatitos. «El principal objetivo del masaje indirecto es recuperar el directo, que a su vez tiene como beneficios para los más pequeños la estimulación del apetito, les favorece y mejora la calidad del sueño, les relaja, ayuda al aprendizaje, mejora su buen humor y regula su sistema inmunitario», explicó Emma Carrasco, educadora de masaje infantil y miembro de la Asociación Española de Masaje Infantil.

Después de jugar a la sillita de la reina llegó el momento de cantar una divertida canción que tenía una finalidad muy clara. «Aprieta, aprieta corazón de galleta. ¡Uno, dos y tres!», cantó Emma para, segundos después, recibir unos cálidos abrazos de tres de las pequeñas. «Ahora os podeis abrazar entre de niño a niño y también a las mamás», precisó la educadora. La ternura de estos abrazos dieron paso a la intriga por descubrir qué tenían las cestas de tesoros. «Lo que hay aquí dentro es un tesoro. Sólo se lo podéis contar a los papás y mamás y entre vosotros», explicó Emma. Pero las inquietas manos de los niños y niñas de entre tres y seis años estaban ocupadas en descubrir qué contenían esas cestas. Hojas de lechugas, piedras suaves, flores, esponjas, estropajos, cepillos de pelo, pañuelos de tela plumas y pinceles fueron algunos de los objetos que descubrieron los pequeños para poder hacer los masajes a sus mamás, que más tarde tuvieron que descubrir qué objetos empleaban sus niños para hacer el masaje.

Y esta experimentación de sensaciones y caricias dio paso más tarde a la representación de cuentos infantiles sobre la piel con pequeños gestos.