A partir de 2009, según Casanova, se incide más en dos aspectos; por un lado en que la formación se dirija a los sectores estratégicos de las islas, como son el turismo, las nuevas tecnologías, el medio ambiente o el sector náutico; y por otro en que esta formación se encamine hacia los certificados de profesionalidad, es decir, «que sea una formación acreditable en los futuros puestos de trabajo de los desempleados».
Estos cambios han supuesto, según el delegado del SOIB en Eivissa y Formentera, que la formación tranversal (idiomas, informática, etc.) se reduzca «con la finalidad de ampliar la dedicada a los certificados de profesionalidad específicos».
Sin embargo, Casanova defendió que el presupuesto destinado a la formación ha ido ascendiendo a lo largo de estos años. Y concretó que «hemos pasado de un presupuesto de 1.394.100 euros en 2008 a 1.489.325 euros en 2010». Éstos son los datos que defiende y maneja el SOIB, no sin que susciten la opinión contraria de expertos en el sector de la formación para desempleados.
Alfonso Molina es director de la academia AA Formación, dedicada básicamente a este tipo de cursos. Molina planteó, a propósito de los cambios realizados por los servicios de ocupación del Govern, varias dudas. Una de ellas está referida a si esos sectores que se han determinado como estratégicos, en concreto en Eivissa y Formentera, realmente lo son o si son más importantes en Mallorca o en Menorca. Cuestionó «qué peso ha tenido Eivissa a la hora de diferenciar cuáles son los sectores estratégicos para la propia isla».
Por otro lado, Alfonso Molina se cuestionó «si el propio SOIB está haciendo un seguimiento de la contratación generada en cada uno de los sectores determinados como estratégicos». Como ejemplo, habló de las inversiones realizadas en la formación del entorno de las energías renovables y planteó hasta qué punto esta formación ha generado contratación.
Por lo que respecta a la reducción de la formación transversal, Molina también cuestionó si esta decisión ha tenido en cuenta la realidad de la población. «Es cierto que un curso de inglés o informática no capacita a nadie para conseguir un puesto de trabajo como tal, y también que la enseñanza Secundaria debería garantizar algunos conceptos básicos en este sentido, sin embargo, lo cierto es que en muchas ocasiones los alumnos de los cursos reconocen que carecen de esa formación y que les es muy necesaria para determinados trabajos vinculados, por ejemplo, al mundo del turismo». Molina añadió que, «quizás no se ha tenido en cuenta la opinión de los futuros trabajadores a la hora de realizar estas variaciones en plena crisis».
Cambios en la selección
El hecho de que el número de cursos de carácter transversal se haya reducido y que, por otra parte, el número de desempleados haya ido ascendiendo en los últimos meses, ha llevado a la circunstancia de que cada vez se presente más gente a la selección de los cursos formativos. Un ejemplo de ello, apuntó la coordinadora de la academia AA Formación, Helena López, es que «para un curso de inglés se apuntaron hasta 250 personas, a la selección acudieron 102 y tan sólo se ofertaban 15 plazas».
López explicó que «la gente está agotada de pruebas de selección, los alumnos se están quejando de que les está siendo muy difícil acceder a los cursos, cosa que no había ocurrido nunca».
La coordinadora de esta academia apuntó que finalmente, y con la intención de rebajar las tensiones en las pruebas de selección a las que acude un gran número de personas, «hemos optado por explicarle a la gente que se presenta el volumen de interesados que hay y que no tenemos más remedio que realizar un test psicotécnico inicial con el objetivo de realizar una primera criba». López reconoció que, aunque «no es lo más justo, es una manera necesaria de seleccionar candidatos».
Estas situaciones, sumadas a la elevada tasa de desempleo que hay en las islas, están conllevando que «haya mucha más tensión entre los alumnos». Por un lado, según Helena López, se enfrentan a los complejos procesos de selección para después vivir la incertidumbre de si este verano conseguirán un empleo o no.
En cuanto a las cifras, en el caso de AA Formación, hablan por sí solas. En 2007 realizaron 42 cursos, en 2008, 20, en 2009 se redujeron a 9 y el pasado 2010 impartieron 13 acciones formativas. Ello supone, según el director de la academia, que el descenso de cursos desde 2007 esté cifrado en alrededor del 80%.
En cuanto al número de empleados, este centro tenía 14 empleados fijos en 2007, al margen de los profesores que impartían los cursos y ahora cuenta con seis.

Se aprecia más poder acceder a un curso

La coordinadora de la academia AA Formación, Helena López, señaló cómo uno de los aspectos que ha ido cambiando a lo largo de estos últimos años de crisis, y también, «al reducirse las posibilidades de poder acceder a este tipo de formación», el hecho de que los alumnos sean muy conscientes de lo difícil que es poder tener una plaza en uno de estos cursos y por tanto, «lo valoren más y se apliquen mucho más desde el primer día». Según López, la academia también controla más que así sea.

Más horas de formación

El director del Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB) en las Pitiüses, Enric Casanova, matizó que, pese a que sea una realidad que el número de cursos se ha ido reduciendo a lo largo de los dos últimos años, la oferta formativa en las Pitiüses, en definitiva, está suponiendo muchas más horas lectivas. El motivo es que los certificados de profesionalidad, al suponer una formación más cualificada y específica, también suponen muchas más horas de clase y son por lo tanto más largos.
«Si un curso de inglés puede suponer 50 horas, un certificado puede ser de 400, 500 e incluso los más largos de hasta 1.240 horas, como fue una formación sobre Educación Infantil que impartimos el año pasado», señaló Casanova.
Según el director del SOIB, los certificados de profesionalidad vienen regulados por decreto y cada uno tiene asignado su número de horas lectivas en función de la complejidad del mismo.