Miguel Ruíz-Flores, minutos antes de la entrevista. | Marco Torres

-Qué pensó usted, como profesional del mundo de la psiquiatría, cuando conoció el terrible suceso que tuvo lugar en Sant Antoni?
-Temí, como profesional, que todo el mundo diría que este individuo estaba loco y entonces, cuando lo oyera, tendría que explicar que eso es lo que se llama el 'estigma'. Es una palabra que significa marca, señal, mala fama, etc. Quiere decir que cuando tiene lugar un suceso de estas características, todo el mundo piensa que ese hombre está loco y, normalmente los locos, nuestros pacientes esquizofrénicos y psicóticos, son gente muy tranquila que rara vez comete algún tipo de delito y, si lo hace, suele ser para defenderse y no para atacar.
Así lo demuestran las cifras: en general, del total de delitos violentos, no llega al 3% los que son cometidos por pacientes psiquiátricos. Es mucho más frecuente que los delitos sean cometidos por gente normal, o considerada como normal. El 97% restante de los crímenes son producidos por gente normal.

-¿Puede que la gente hable de locura cuando no es capaz de entender actos de estas características?
-Esto son actos bizarros, raros, fuera de lo cotidiano, salvajes y deplorables. Es normal buscar una explicación, una razón, pensar que estaba intoxicado u otra cosa pero a veces simplemente no hay razón. Nos desarrollamos en la sociedad porque consideramos a los demás como seres humanos. En el momento que uno considera a los otros como objetos, y no como seres que viven y sufren, se pone por encima de ellos y les retira su carga de humanidad. Se autojustifica para realizar estos actos en una carencia de empatía.
Ese estado de 'superioridad' ficticia es similar al que se obtiene mediante el consumo de alcohol, que te hace sentir que eres más hábil, que conduces mejor, aunque la realidad sea la contraria. En ese estado uno hace tonterías y eso no quiere decir que sea tonto.
-Sin embargo, de tonterías a lo que hizo este individuo hay una gran diferencia
-No es sólo la creencia de superioridad, también tiene que ver el contexto y la personalidad de cada uno. Siguiendo la misma linea argumental se podría decir que lo que ha hecho este individuo es una locura, pero eso no quiere decir que esté loco. Hay gente que es mala y no necesariamente está loca, pero sí que es mala. Nosotros nos vemos dentro del grupo de los normales y pensamos que en este grupo todo el mundo es bueno y que los malos son los que están locos pero, en mi experiencia de psiquiatra, las veces que he tenido agresiones o rupturas de mobiliario ha sido por pacientes normales. Los esquizofrénicos o la gente realmente muy grave, en general, suele ser gente encantadora cuando la tratas. En el caso de crímenes sangrientos, rara vez son producidos por enfermos mentales.

-¿Qué es la maldad en psiquiatría?
-La maldad no se puede juzgar desde el punto de vista psiquátrico, sí desde el punto de vista ético y, sobre todo, legal y moral. Malo es el que hace sufrir a los demás a sabiendas, con consciencia y encontrando cierto goce en ello. Si tú, sin querer, haces mal, cuando eres consciente te arrepientes, pero hay gente que no, que disfruta causando mal, esas son las malas personas.

-¿Una intoxicación podría explicar lo que pasó?
-Sí, una intoxicación puede explicar lo que pasó. A un intoxicado le puede dar un cuadro agudo y cometer un 'raptus' que decían los latinos, una enajenación mental momentánea. Pero esto no quiere decir que el paciente no sea consciente y penable. Si uno se intoxica y sabe que se está intoxicando, es consciente de lo que está haciendo, por lo tanto es penable.

-¿Piensa que se puede extraer alguna conclusión de la trayectoria que siguió Mohamed E.B. a la hora de agredir a sus víctimas?
-Este hombre tiene 41 años, su trayectoria no empezó en el supermercado, empezó hace mucho tiempo.

-¿Considera que la crisis, o las dificultades económicas pueden afectar en este tipo de sucesos?
-Todos los factores externos son estresantes, pero existió un caso en Suecia, se supone que un lugar muy normal, en que un niño se lió a tiros con una clase. La crisis, el ambiente social, etcétera nos explican muchas cosas que pasan, pero esto nos tiene que servir para reflexionar sobre cómo evitar que vuelva a pasar algo así. Algo habría que haber hecho con esos antecedentes.

-¿De qué manera piensa que se podrían evitar este tipo de agresiones?
-La prevención es fundamental. En mi opinión personal, el tema de los antecedentes penales debería de estar sometido a un cierto control, sobre todo porque en este caso ha ido a más y la violencia, como tantas otras cosas, es una espiral, todo esto empieza poco a poco. Es raro que en este tipo de cosas haya una explosión súbita. Y este individuo, por lo que apuntan sus antecedentes, ha ido poco a poco y, al final, ha llegado a lo que ha llegado. También el tema del consumo de tóxicos tendría que estar mucho más vigilado, no puede ser que haya el desmadre que hay.

- ¿Cómo se puede ayudar a las víctimas?
-Las víctimas, esas personas que iban por la calle o estaban en su negocio y de repente un tipo intoxicado les empezó a acuchillar, tienen que considerar lo que ocurrió como un accidente. Es algo inexplicable que pasó de repente. Esto hace tambalear los principios fundamentales de la seguridad de uno mismo. Las víctimas van a necesitar mucha ayuda y mucho apoyo.

-¿De qué manera se encajan estas vivencias?
-Pienso que van a necesitar un gran apoyo a nivel social, necesitarán sentirse reconocidos, eso les vendrá muy bien. Es complicado, hay una asociación de víctimas que cuenta con psicólogos, hay una oficina de la víctima que se dedica a apoyar a estas personas, ellos están muy formados y preparados.
La herida existe, tanto a nivel físico como a nivel emocional, necesitarán medios para las dos curas. Tiene que haber un reconocimiento de que ha habido gente que ha sufrido. No sólo les bastará con el apoyo económico. Todo lo que hagan los medios de comunicación para apoyar a estas personas que han sido víctimas de una cosa terrible será bueno para ellas.

-Se da la circunstancia de que el agresor es de nacionalidad marroquí. ¿Podría eso aumentar la dificultad para encajar los hechos?
-Son cosas que pasan, las generalizaciones siempre son malas y en ningún caso se deben de hacer. La gente que ha sufrido es muy normal que esté afectada, que tenga ira, que no lo comprenda y que tenga una frustración y una ansiedad provocada por algo que es muy difícil de digerir. Se necesita tiempo y sobre todo entender lo sucedido como un accidente terrible. Insistir en que es algo accidental, nada personal, es algo que ha pasado de repente.