Toni Pomar, en una imagen de archivo durante la presentación de una de sus obras para una muestra colectiva.

En su último año como presidente de la Federación de Padres y Madres de Alumnos de Eivissa (FAPA), Toni Pomar Bofill, ha comprobado cómo una de sus hijas, precisamente la que ha sacado la vena artística de su familia, era una de las afectadas por la masificación de las aulas en el Quartó de Portmany. Como buen fotógrafo que es, prefiere estar detrás de la cámara, pero dos hijas en edad escolar fueron motivo más que suficiente para asumir este difícil cargo. Y es que durante su mandato como presidente, los últimos trece años, ha visto construir pocos colegios e institutos aunque, eso sí, ha ganado amigos, como la vicepresidenta de la FAPA, Isabel Delgado, con la que ha impulsado la Asociación Eivissa Medieval. Ha sido, sin embargo, esta última etapa y legislatura la más difícil por el poco apoyo político encontrado que tal vez le haya causado más decepción. «Teníamos que haber chillado un poco más», reconocía Delgado, su fiel escudera de la FAPA. Algunos opinan que su etapa más crítica coincide con los gobiernos de la etapa del PP aunque con Cati Costa al frente de Educació también hubo una buena sintonía. En el seno de la FAPA recuerdan épocas muy buenas como «cuando estaba el Pacte, Fanny Tur y Toni Marí nos tuvieron en cuenta, pero ahora nada de nada», se lamenta Delgado. Tímido recalcitrante y hombre tranquilo, aún muchos se preguntan cómo Pomar se metió a representar a los padres en el difícil mundo de la educación en el que, en ocasiones, hay que sacar las garras. Él mismo manifestaba al comienzo de este curso escolar que hay que tener paciencia para lidiar en este mundo, razón no le falta. Guste o no su gestión al frente de la FAPA, hay quien piensa que es una buena persona, pero le faltó ser un poco más reivindicativo y más protestón aunque no lo tuvo fácil en la educación en la que desde hace muchos años sobran promesas de políticos y faltan infraestructuras educativas. Ahora, tendrá más tiempo para dedicarse a su trabajo de fotógrafo, a su familia y a ver si el endémico problema de la educación se resuelve.