Decía la consellera de Innovació, Interior i Justícia, Pilar Costa, que el objetivo de la Fira de la Ciència que arrancó ayer en Eivissa era «acercar este mundo a todos los ciudadanos y demostrar que no es un mundo difícil y complicado, accesible sólo a unos pocos». Y viendo como estaba el recinto ferial por la mañana, sin duda se consiguió.

No en vano, fueron muchísimos los niños que se acercaron a disfrutar con esta feria, que volvía después de tres años a la Isla. En esta ocasión está dedicada a la química y a los bosques, ya que la ONU ha reconocido a este 2011 como el Año Internacional en estas dos materias, y, por eso, la mayoría de los 82 expositores presentes se volcaron con estos temas.

30 centros educativos

De todos ellos, 30 correspondían a centros educativos de todas las Balears, incluyendo algunos de Eivissa como el CEIP Santa Gertrudis, el colegio público S'Olivera, el instituto Sa Blanca Dona o el Xarc, 35 a centros de investigación y tecnológía, 2 al sector privado, 3 a s administraciones públicas, y 11 a instituciones sin ánimo de lucro.

Así hubo para todos los gustos y colores, aunque dos de los que más llamaron la atención de los niños presentes fueron los de la Asociación de Robótica de Eivissa con sus artefactos que andaban solos por la tarima del recinto ferial, o el del Hospital de Can Misses, en el que bajo el lema 'Tú puedes salvar una vida', los presentes se encontraron con un soporte vital básico pediátrico y aprendieron algunas de las maniobras necesarias para reanimar a una persona.

Junto a ellos también hubo tiempo para aprender el famoso principio de Arquímedes con la Associació d'Amics del Museu de la Ciencia i Técnica de les Illes Balears; a buscar con Jacobo la piedra filosobal distinguiendo entre la alquimia y la química actual en el lugar del Museu Arqueologico d'Eivissa; a hacer de paleontólogos por un día reconstruyendo un cráneo con plastilina en el espacio de S'Olivera; a aprender cómo se pinta al fresco sobre azulejo con la Escola d'Art d'Eivissa; o el mundo de las sargantanes de nuestra Isla de la mano de los jóvenes voluntarios de Sa Blanca Dona.

Además, también hubo algunos espacios que llamaron la atención por su originalidad. De entre ellos, dos destacaron sobre manera. Por un lado, el Instituto Son Ferrer de Palma de Mallorca enseñó a todos los niños presentes las diferentes pruebas de investigación forense necesaria para descubrir un crimen y gracias a que aprendieron a hacer retratos robots, a tomar huellas dactilares o a pintar con tinta invisible, se convirtieron en investigadores como los de las películas por un día. Y por el otro, el Departamento de Ciencias Históricas y Teoría de las Artes de la UIB, esneñaban a través de puzles y montajes sorprendentes la evolución que han sufrido algunas de las calles más emblemáticas de la Vila.

No falta tampoco el espacio para la concienciación ciudadana. En este caso, los más destacados volvieron a ser los voluntarios de la Cruz Roja de Eivissa que para la ocasión se han unido al Colegio Público Balansat para concienciar sobre la repercusión de los incendios como el de Benirràs y de la necesidad de llevar a cabo reforestaciones. Y además, todos los que pasaron por este stand se llevaron de regalo un pequeño pino piñonero, una coscoja o una mata plantado sobre un pequeña taza.

La Fira de la Ciència continúa hoy con multitud de actividades y talleres específicos a cargo de los participantes, y se clausura el sábado, día en el que se entragarán a partir de la una y cuarto de la tarde los premios de la octava edición del Concurso de Fotografía Científica.