Cristian, ayer, minutos antes de la entrevista. | EVA MEDINA

Cristian Torres Bonafé tiene 17 años y muy claro a qué le gustaría dedicarse en un futuro: «Me gustaría ser profesional de BMX, pero soy consciente de que es complicado», explica con aire calmado este joven que descubrió el arte del BMX cuando sólo tenía 12 años.

El primer paso para intentar profesionalizarse es participar en eventos de la importancia del BCN Extrem en el que si bien el año pasado estuvo en «modo turista», como él mismo cuenta, este año lo hará como uno de los cinco seleccionados por la organización para hacer una demostración amateur de este deporte. «En BMX había 40 plazas, 35 para profesionales y 5 plazas para quien no es pro», cuenta con orgullo este joven, que envío un vídeo por el que más tarde le comunicaron que podía participar en este evento.

En las imágenes, Cristian muestra algunos de sus mejores trucos, como 'superman' (saltar y soltar los dos pies de la bici), que fue el primer salto que se atrevió a hacer cuando empezó a interesarse por el BMX, 'backflip' (saltar y dar una voltereta hacia atrás), 'talwhip' (da una patada a la bici y ésta gira mientras él se mantiene inmóvil) y varias combinaciones entre estos dos movimientos. «Estuve una semana ensayando trucos para el vídeo», explica.

Si bien empezó a interesarse por el BMX con 12 años, hace dos que practica casi todos los días para intentar mejorar su estilo.

En Jesús, un amigo suyo y él empezaron a montar un circuito con montículos para saltar a una piscina llena de espuma para amortiguar golpes, palés y colchones. Cualquier objeto sirver para buscar el salto perfecto. «Poco a poco fueron haciendo montañas de tierra, con palés. Yo le acompañaba a buscar colchones viejos a la basura. He apoyado siempre a mi hijo; al principio las bicis llegaban a casa hechas una 'S' y me iba explicando lo que hacía. Realmente empezó con descensos, pero siempre ha querido hacer saltos», cuenta Valeria Bonafé, madre de Cristian, que puntualiza: «Un día fui a una exhibición y cuando vi lo que realmente hacía me empecé a preocupar porque no podía ir con la bici que tenía».

Entonces le compró una freestyle, que pesa menos que las bicis de descenso, para hacer sus primeros saltos. Tanto ella como su hijo piensan que este deporte poco a poco se va abriendo paso en Eivissa, pero aún así falta apoyo institucional. «Vas a Barcelona o a Madrid y ves circuitos por cualquier parte», precisa Cristian, quien demostrará en Barcelona todo lo que sabe hacer sobre una BMX y a ver si así surje algún patrocinador.