Los efectos del proceso de urbanización masiva de la costa conocido como «balearización» han hecho necesario aplicar planes de mantenimiento, conservación y protección del litoral que superan los 21 millones de euros de inversión, según un informe de Ecologistas en Acción.

El informe «Banderas negras 2011: esto es una barbaridad», recuerda el concepto internacional de «balearización» acuñado para criticar el urbanismo masivo del litoral, y señala que como consecuencia de la presión generada en Baleares han proliferado los proyectos de mantenimiento, conservación y protección del litoral.

Según la entidad, todos los proyectos que se están llevando a cabo en el archipiélago balear alcanzan un coste de 21.077.000 euros.

Además, el informe menciona entre «los peores casos de urbanismo» el comienzo de las obras de construcción del campo de golf de Son Bosc, en el municipio mallorquín de Muro.

Ecologistas en Acción alerta de que el proyecto ha obtenido algunas licencias para poder iniciar su construcción «de dudosa legalidad» y actualmente se encuentra «con las obras medio iniciadas pero en paralización cautelar por el inicio de diversas normas de conservación».

El informe recuerda que la declaración de interés general de la obra en el Parlament balear ocurrida el año pasado supuso que se pudo iniciar la obra a pesar de que en febrero había empezado a aplicarse el Plan de Ordenación de Recursos Naturales de S'Albufera que paralizaba cautelarmente el inicio de las obras.

La entidad critica que los promotores iniciaron las obras «arrasando una parte de los terrenos no incluidos en el PORN pero de alto valor por ser una zona de hábitat potencial para la orquídea del prado» y respalda que el Govern paralizara la obra en septiembre al decretar la ampliación de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de s'Albufera en 64 hectáreas más, incluida buena parte de Son Bosc.

Otra de las «banderas negras» que recaen sobre Baleares afecta a la ampliación del puerto de Ibiza. Ecologistas en Acción denuncia que se ha planificado a partir de una estimación de crecimiento exponencial del trafico marítimo en 20 años que considera «completamente alejada de la realidad» y que si fuera cierta «sería catastrófica para una isla de las reducidas dimensiones».

En opinión de la ONG, «la justificación de esta ampliación dista mucho de ser real» y además genera importantes impactos ambientales.

El informe critica además la contaminación costera generada por las 89 depuradoras que existen en Baleares, de las cuales 56 están gestionadas por la Agencia Balear del Agua y Calidad, Ambiental, 17 son municipales y 16 particulares.

Según la ONG ecologista, en verano las depuradoras reciben caudales mucho mayores de los que pueden asumir por el turismo, lo que hace que funcionen de manera deficiente y se produzcan vertidos de agua excedente, lo que «repercute muy negativamente en las aguas costeras» al favorecer la eutrofizacion del agua y alterar los ecosistemas.

Según el informe, el caso que mas puede afectar a los ecosistemas marinos mas representativos de las Baleares se encuentra en las Pitiüses, junto al Parque Natural de Ses Salines.

Ecologistas en Acción critica además que el hecho de que el agua depurada no esté adecuadamente tratada, perjudica su reutilización.

El informe considera que en el conjunto del litoral español, el principal problema es el aumento en un 7% de los vertidos al mar de las aguas residuales.