Quién realmente sabe jugar a pinball no sólo intenta que la bola caiga al vacío sino que además pone toda su atención en tocar los puntos exactos para conseguir juegos, luces y animación. Así se disfruta mucho más el juego y Vicente Marí, coleccionista de máquinas de pinball y Arcade y restaurador de las mismas, lo sabe.

Este coleccionista, que en la actualidad tiene entre 40 y 50 máquinas, no recuerda el momento exacto en que empezó a jugar con estas máquinas: «Siempre me ha gustado. Era muy joven, quizá tendría 12 o 15 años, no lo recuerdo exactamente». Y añade: «Cada máquina tiene un juego diferente. Creo que realmente aprecias la máquina cuando sigues su juego, no que simplemente se te caiga la bola». Hace unos 14 años empezó a recoger máquinas que, con el tiempo, los dueños de bares y particulares han ido desechando.

El proceso de recuperación empieza desde cero, esto quiere decir que Vicent Marí no arregla únicamente lo que está roto sino que desmonta la máquina para volver a hacerla desde el principio. «Las desmonto enteras porque no hago 'apaños'», cuenta.

En ocasiones, a la máquina a reparar le faltan piezas muy concretas, por lo que recurre a otros coleccionistas para conseguirlas. «Son máquinas que cada vez se ven menos, por eso es difícil conseguir según qué partes. La ley permite sólo dos máquinas por bar y casi siempre son dos tragaperras».

Su afición le ha llevado a participar en campeonatos en Valencia, Madrid o Mallorca. «Más allá de competir, que no es el objetivo, participas para estar en contacto con gente que tiene tu misma afición por las máquinas de pinball y arcade» e incluso hasta salir en el teledario de la primera cadena de televisión pública.

Al tratarse de máquinas tan voluminosas, Vicente reparte su colección entre el espacio que tiene en su casa y su taller de reparación de televisión, sonido y vídeo en el que, además, repara máquinas de arcade y pinball.