Carmen Berengué en el Paseo de Vara de Rey.

Carmen Berengué es una catalana de 65 años que se vino a vivir a Eivissa con su marido y su hija enamorada de «la tranquilidad y la libertad que se respiraba aquí», hace casi 30 años. Jubilada recientemente, ha trabajado durante más de 20 años en los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Eivissa y, aunque dice que no ha formado parte de ningún partido político, se considera de izquierdas. Se involucró en el movimiento antiautopista en su momento y, pese a que no cumple el perfil mayoritario de sus componentes, ahora forma parte del movimiento 15-M porque asegura que «las personas somos responsables de lo que pasa en nuestra sociedad».

-¿Qué es lo que le une a este movimiento?
-Supongo que me enganchó la inquietud, el malestar, el deseo de cambio, de que las cosas vayan bien para todos y de evitar sufrimientos innecesarios al ser humano, todo eso lo encontré en el movimiento 15-M.

-¿Cómo lo conoció?
-Me enteré de que había una convocatoria para una manifestación el día 20 de mayo en Vara de Rey, quizás había leído algo antes sobre las manifestaciones de Madrid y por eso me sentí atraída. Allí me encontré a muchísima gente conocida del movimiento antiautopista al que yo también pertenecí hace 5 años. Allí empecé a contactar con mucha gente, sobre todo gente joven.

-Precisamente parece que si hay un perfil del integrande del movimiento, es el de una persona joven, sin trabajo o con una difícil situación económica. Usted se aleja de este perfil.
-Estoy aquí por lo mismo que estuve en el movimiento antiautopista y no me iban a expropiar nada. Pienso que las personas somos responsables de lo que pasa en nuestra sociedad, a nuestro alrededor y a nuestros vecinos. Creo que durante unos años nos hemos relajado mucho porque cuando empezó la democracia cada uno cumplía su papel y lo hacía bien. Los ciudadanos, yo la primera, nos hemos ido relajando pensando que ya lo hacen los que les toca. Y ahora me doy cuenta de que la juventud desea participar porque de lo contrario les dirigen los intereses económicos y el ser humano se queda mal.

-Dicen que el germen del 15-M se venía gestando desde hace tiempo, ¿estaba usted enfadada antes de que comenzaran las protestas?
-Yo estaba preocupada desde hacía tiempo porque era increíble que a la famosa burbuja inmobiliaria no se le pusiera freno y eso que desde Europa venían avisando de que el día que la construcción fallara se hundiría todo. Creo que si lo veíamos los ciudadanos, más lo tendrían que ver los que lo estaban provocando. Es muy grave la situación que tenemos ahora.

-Usted ha vivido la dictadura, la transición y el inicio de la democracia, ¿qué recuerda de aquellos años?
- Cuando dijeron lo de 'Democracia Real Ya' me pareció que era algo muy acertado porque yo conocí la democracia del principio y no se parece a esta, se ha desvirtuado mucho. Antes se hablaba de igualdad de oportunidades y ahora les quitan los pisos que los tienen a medio pagar, ¿qué democracia es esta? Se está desvirtuando porque vivimos en un país democrático donde nosotros elegimos a los gobernantes, pero en este momento el que manda realmente es el capital (y a ese no lo ha elegido nadie). Esto es un fallo de la democracia, si no se le vota no puede manejar ni influir tan directamente.

-¿Cómo se explica el nacimiento del 15-M?
-Se ha creado una situación de consumo muy exagerada y esto nos ha perjudicado mucho porque estamos pillados con trabajar mucho, consumir mucho, tener, tener y tener que va en contra de ser. Ya no nos preocupa tanto ser una persona con nuestras cualidades. A veces el tener nos hace renunciar a deseos propios, a dignidad o a ética, a cosas básicas del ser humano que es a lo que hay que atender. Me imagino que el origen son los intereses económicos y el dinero.

-¿De qué manera participa en la causa?
-Yo vivo cerca, durante la acampada pasaba por allí de vez en cuando, por la noche les llevaba café con leche calentito y me quedaba hablando con ellos porque estaba muy a gusto y encantada de que la gente reaccionara delante de lo que estaba pasando. Ahora estoy en las mesas de información y acudo a las asambleas.

-¿Cómo piensa que evolucionará?
-El futuro del movimiento no lo sé, yo confío en que es una cosa buena, que la gente está preparada, es inteligente y tiene buenas intenciones. Intuyo que vale la pena dedicar mi tiempo e interés. Y, eso sí, es más fuerte de lo que yo pensaba.