El capitán, en su cabina del Nixe, en el que vive durante varios meses seguidos. | Rocío Martínez

Cuando Vicente Ortega descubrió que podía hacer de su gran pasión, el mar, una profesión, no se lo pensó dos veces.

Tras acabar el bachillerato, este madrileño partió hacia la costa norteña de la península para convertir su sueño en realidad y dedicar el resto de su vida a navegar alrededor de todo el mundo.

Fue en la Universidad de A Coruña donde, tras seis largos años de estudio, completó su formación para ser capitán de barco.

Ahora Vicente lleva más de una década recorriendo el mundo a bordo de diferentes navíos en los que ha llegado a pasar siete meses sin parar y de los que asegura estar muy lejos de cansarse.

A punto de cumplir su segundo aniversario capitaneando el buque que une Eivissa y Formentera en la actualidad, el 'Nixe' (de la naviera Baleària) confiesa que éste es «su barco» y en él ha vivido grandes experiencias y algún que otro sobresalto: «Una vez nos alertaron de que una señora estaba colgada por la borda agarrada desde la barandilla por la parte de fuera. Cuando llegamos allí, nos dimos cuenta de que era su marido quien la empujaba para que cayera al mar», cuenta entre risas Vicente, aunque reconoce que se llevaron un buen susto.

El trabajo en un buque puede llegar a ser muy duro pero, lejos del desagrado hacia esta situación, revela el lado positivo de su labor: «Trabajamos durante 90 días seguidos y después descansamos 54», cuenta Ortega acerca de su oficio, que describe como muy relajado y tranquilo.

A diferencia de la costumbre general de aprovechar el tiempo libre para desconectar del ámbito de trabajo, Vicente deja huella de su vocación y aprovecha sus vacaciones y ratos libres para explorar el mar a través de la pesca y el submarinismo: «Hace varios años me fui a bucear a una playa de Formentera en la que no había nadie porque no era temporada. Sólo había una pareja, que estaba muy lejos así que me sumergí. Al cabo de un rato, algo se abalanzó sobre mí y me asusté mucho. Para mi sorpresa, resultó que era la chica que estaba buscando a su pareja que también estaba buceando... ¡Pero estaba desnuda! Qué vergüenza pasé», se ríe Vicente, mientras explica sus hazañas en el mar.

El joven capitán afirma que rara vez ha tenido miedo. Para él, el barco es el medio de transporte más seguro ya que «a bordo se dispone de todo el material necesario por si hay alguna avería».

Como miembro de la tripulación, Ortega vive en el barco durante los meses de trabajo pero no oculta que Eivissa le ha enganchado desde el primer momento y está buscando una casa para quedarse a vivir aquí.

La vida en un buque es completamente diferente a la convencional ya que pasan largos meses sin visitar a su familia. Aún así, Vicente se considera afortunado porque «no todo el mundo puede trabajar en lo que en realidad le apasiona». Él lo ha hecho, está contento y feliz en Eivissa a bordo del 'Nixe': «Me veo toda la vida llevando barcos de un sitio a otro, es mi pasión».