La Diada de Formentera, el día de Sant Jaume, transcurrió ayer con absoluta normalidad y un elevado nivel de participación ciudadana. A las doce del mediodía dio comienzo la misa solemne oficiada por el obispo de la Diócesis de Eivissa y Formentera, Vicente Juan, y presidida por Jaume Ferrer, presidente del Consell de Formentera, a quien acompañaban los miembros del equipo de gobierno y de la oposición, así como los máximos responsables de la Policía Local y de la Guardia Civil y los galardonados el día anterior con la Medalla d'Or o el Premi Sant Jaume.

Tras la misa, se llevó a cabo el tradicional convite a orelletes y hierbas ibicencas en los soportales de la sede del Consell de Formentera. Allí coincidieron el presidente del Consell, la vicepresidenta y máxima responsable de Cultura, Sònia Cardona, el conseller de Economía, Bartomeu Escandell y el pintor Antoni Taulé, que horas más tarde repetirían encuentro en la inauguración de la exposición 'Identitat-Alteritat' de Taulé. Posteriormente, mientras se servía un piscolabis a los asistentes, se desarrolló la clásica demostración de ball pagès.

Jaume Ferrer felicitó a todos los formenterenses y resaltó la importancia de este evento, el valor de los premios otorgados el domingo por la noche y la masiva participación ciudadana. En cuanto a la limitación de hora que se estableció para finalizar la Flower Power, Ferrer reconoció que era una medida obligada para mantener un mínimo de descanso entre los vecinos.

A partir de las diez y media de la noche, la celebración debía proseguir con el concierto de Aires Formenterencs, aunque hubo un cambio de última hora ya que Santi Marí, uno de los tres miembros fundadores del grupo, no pudo participar por la muerte de su padre. A medianoche se preveía un espectacular castillo de fuegos artificiales para culminar la velada y las fiestas, junto al concierto de los mallorquines Antonia Font.