Valerie Sailer, muy concentrada en su taller. | ROCIO MARTINEZ

En su taller, Valerie Sailer no tiene luz, pero no le hace falta porque con sus manos y pies consigue hacer funcionar la máquina de coser con la que crea sus sombreros desde hace más de 20 años.

Esta artesana llegó a Eivissa en barco hace 25 años y, al poner un pie en tierra, ya supo que quería vivir aquí. Previamente, había vendido sus creaciones en Londres y Barcelona. «En Londres hay mucha costumbre en llevar sombreros y hay un tipo diferente dependiendo, por ejemplo, si te gustan los más clásicos y modernos», explica esta escocesa.

Una vez sentada frente a su máquina de coser se muestra algo tímida ante la visita de este periódico «porque nunca he trabajado con público» y muy cómoda ante la mirada de su perrita Inga, que observa con atención todo lo que sucede en el taller.

Valerie cuenta que coser los sombreros, gorras, pamelas y tocados puede llevarle unos 20 minutos, aunque el proceso es mucho más complejo y lleva más tiempo en cuestiones como el diseño y la búsqueda de telas. Son precisamente éstas las que dan quizá el toque más original a sus creaciones, hechas cien por cien a mano, pues una vez al año viaja a Àfrica para conseguir telas de colores vistosos y únicas para que no se repita el mismo modelo de sombrero.

En cuanto a tendencias asegura que este es el verano de las pamelas para mujer y gorra para hombres. Si bien aquí no hay mucha tendencia de llevar un sombrero para cada ocasión, Valerie cuenta que hay gente realmente muy fetiche con este complemento. «Cuando estoy en el mercado de Las Dalias, que es donde vendo, pasa gente a la que se le iluminan los ojos al ver mis creaciones y eso es porque tienen predilección por los sombreros», cuenta esta artesana.