La simpática Lina Salvà, que esta semana cumple 25 años trabajando en el estanco de Vara de Rey, minutos antes de su entrevista. | Marco Torres

La gran sonrisa que siempre muestra su cara ni siquiera se vio disminuida cuando recibió la visita de este periódico al cumplir esta semana 25 años como vendedora en el estanco de Vara de Rey, ubicado en las galerías Serra.

Algo nerviosa y sobre todo muy emocionada, Lina Salvà Sánchez recuerda con cariño cuándo y cómo empezó a trabajar en este estanco tan conocido en Vila. «Empecé en 1986. Mi prima me comentó que aquí necesitaban una chica, vine hablé con ellos y me dijeron que sí, que no había problema», cuenta Lina, que previamente a formar parte del equipo con el que actualmente aún trabaja estuvo en oficinas y de cara al público en una tienda de ropa.

Echando la vista atrás, Lima recuerda sus primeros días en este estanco. «Siempre había mucha gente y me enseñaron a despachar y atender sobre la marcha. Tuve que aprenderme las marcas de tabaco porque no fumaba, pero pillé el ritmo en pocos días». Y añade: «Recuerdo con especial cariño a Paco e Isabel, los padres de Guadalupe, mi jefa, y Emilio».

Uno de los detalles más curiosos es Lina nunca ha fumado. «Alguna vez lo he probado, pero no tengo el hábito de fumar».

En la actualidad, pocas personas pueden decir que llevan 25 años en el mismo puesto de trabajo. ¿Ha tenido Lali necesidad de cambiar de profesión? «La verdad es que no porque el ambiente aquí es muy familiar. Hay mucho compañerismo y entre todos nos llevamos muy bien», explica para puntualizar: «Estando aquí me han ofrecido otras cosas, pero no he querido cambiar porque para mí lo importante es trabajar en un buen ambiente».

Una de las anécdotas que más recuerda, no por divertida sino por el susto, fue el atraco con escopeta en mano que sufrieron ella y sus compañeras hace nueve años. «Fue un susto tremendo», precisa.