El Consell de Formentera emitió ayer un comunicado de prensa a través del Servei Municipal d'Aigües de Formentera, por el que finalizaba la restricción del uso de agua potable con fines culinarios al haber descendido por debajo de los 500mg/l de cloruro en todos los puntos de muestreo.
Sin embargo este rotativo el pasado 29 de septiembre ya avanzaba que el agua que producía la desalinizadora de es Ca Marí en Formentera volvía a ser apta para el consumo tras el anuncio hecho a mitades de agosto en el que se recomendaba no utilizarla ni para el consumo ni para la cocción de alimentos por presentar elevados índices de sal que desaconsejaban su uso cotidiano sin que ello empiedra su uso en la ducha o en las lavadoras. El problema, insistió ese día la consellera de Medi Ambient, Silvia Tur, se debía a las elevadas concentraciones salinas en el agua debido a problemas en el funcionamiento de las membranas de ósmosis inversa que se utilizan para desalinizar el agua y no por que hubiera elementos nocivos o contaminantes en el agua.
La afectación en las restricciones alcanzó a los núcleos urbanos de Sant Francesc, Sant Ferran, es Pujols, la Savina, sa Roqueta y es Ca Marí por el elevado número de cloruros que desaconsejaban su utilización para beber o cocinar. Era en definitiva el total de los núcleos con abastecimiento por red, pero que también debía haberse hecho extensivo, cosa que no se señaló, con todos los vecinos que se llenan sus cisternas con agua procedente de la propia planta desalinizadora