La iniciativa de los comerciantes de la Marina de contratar seguridad privada para que vigile el barrio de madrugada no podrá salir adelante debido a que, según las empresas consultadas por los precursores de la idea, esta propuesta «legalmente no es viable».
«Hemos consultado a varias agencias de seguridad y nos comentan que no es legal porque cambió la normativa al respecto y no se puede tener la figura de un sereno uniformado», explicó Toni Roselló, propietario de la Inmobiliaria Antonio Roselló Ibiza, y uno de los diez comerciantes que impulsó esta iniciativa con el objetivo de frenar «la avalancha de robos» que vivió el barrio hace unas semanas.
Según explicó el comerciante, desde la reunión que tuvieron a principios de noviembre con el Ayuntamiento de Eivissa para expresar su preocupación por la inseguridad, sí han notado «más policía por el barrio». «En principio el Ayuntamiento ha respondido y ahora estamos a la expectativa porque el concejal Ignacio Rodrigo nos comentó que están estudiando la posibilidad de instalar las cámaras de vigilancia», indicó Roselló, quien remarcó que desde que se reforzó la presencia policial, «últimamente no ha habido nada» con respecto a robos en establecimientos de la zona.
Aún así, la iniciativa de contratar seguridad privada había sido secundada por más 20 comercios del barrio que estaban interesados en la propuesta. «Pero no podemos cometer ninguna ilegalidad porque según la normativa esta persona tendría que tener un local propio, una garita, y una serie de cosas», explicó Roselló, sobre los requisitos que los comerciantes no podían cumplir «al actuar de forma conjunta».
Cabe recordar que los comerciantes habían impulsado esta iniciativa debido a que al menos cuatro establecimientos sufrieron robos en el mes de octubre.
Tenían la intención de contratar un guardia de seguridad que pudiera actuar de forma disuasoria y para que avisara a la policía en caso de emergencia, ya que los hurtos solían tener lugar cuando todos los comercios estaban cerrados, entre las 4,30 y las 8,00 horas, después de que cerraba el Teatro Pereyra, el establecimiento del barrio que permanecía abierto hasta más tarde.