Claudia, Sofía y Daniel Iván enseñan sus propias interpretaciones sobre el cuento de Caperucita. | MANU GON

Un mundo de imaginación y creatividad inunda todas las tardes El Taller, un pequeño estudio de diseño y artes plásticas situado en la calle Sant Cristófol de Vila. En él conviven, desde que abrió sus puertas el lunes, cajas de huevos, botes de macarrones y tallarines, pinturas de todo tipo, grapas, cartulinas... y es que aquí cualquier cosa es buena si sirve para poder desarrollar la mente.

Algo de lo que saben mucho los niños pequeños y la joven que ha puesto en marcha esta iniciativa, Aline Lenaerts. «Estudie diseño industrial en Barcelona, pero viendo que trabajar en este tema estaba muy complicado, tanto allí como en Eivissa, decidí ponerme a trabajar con los niños que es algo que siempre me ha encantado», asegura la dueña de El Taller con una gran sonrisa.

Además, según Aline, con la puesta en marcha de esta iniciativa también busca «acercar el mundo del arte y del diseño a los más pequeños, ayudándoles a que desarrollen su imaginación, algo que por desgracia cada vez se hace menos entre las nuevas generaciones».

De momento, en tan sólo dos días abierto, ya lo ha conseguido con unos cuantos niños. Los últimos Daniel Iván, Sofía y Claudia, quienes ayer por la tarde plasmaban a su manera el cuento de Caperucita Roja en unas cartulinas. «Les he explicado de que va el cuento, dividiéndolo en tres escenas, con el fin de que después cada uno lo dibuje según le parece, dejando correr su imaginación», asegura Aline, mientras Sofía y Daniel Iván vienen corriendo con una gran sonrisa a enseñarle sus creaciones.

En ellas no hay ningún límite. No importa nada que Caperucita sea azul o que el valiente cazador lleve una pistola en lugar de su tradicional escopeta porque aquí, todas las tardes desde las 16,30, se entra en un mundo de imaginación que sólo se abandona si se sale por la puerta de El Taller.