Mougan ha conseguido abrir su propia tienda en Eivissa, en la que se pueden adquirir algunos de su modelos.

A la argentina Lucila Mougan el mundo de la moda le viene de cuna ya que su madre se hacía su ropa cuando era joven y es una experta en patronaje y costura. Por eso, cuando llegó a Eivissa en 2006, decidió seguir sus pasos junto a su hermana Florencia y presentó su primera colección. Ahora, tras seis años de trabajo y de esfuerzo, empieza a cosechar sus primeros frutos en forma de premios como el de vencedora de Balears en el Certamen de Joves Dissenyadors que se celebró el pasado 30 de mayo en el Hotel Pacha.

—¿Cómo está viviendo estos primeros días como la mejor diseñadora joven de Balears?

—Pues, de momento, igual que antes. Mi vida no ha cambiado en absoluto desde aquel día. Sigo abriendo todos los días la puerta de mi tienda de ropa en la calle de la Virgen de Eivissa y me sigo viendo con la misma gente que siempre.

—¿Cree que habrá un antes y un después para usted después del Certamen de Joves Dissenyadors?

—No lo se. De momento, no tengo muy claro si mi vida profesional va a cambiar mucho o no. A día de hoy sólo se que representaré a Balears en los Premios Nacionales de la Moda para jóvenes diseñadores que se disputan a principios del año que viene en Madrid y eso es muy importante porque siempre ayuda a abrir alguna que otra puerta y eso, la verdad, no viene nunca mal del todo.

—Pero, ¿a día de hoy se puede vivir de la moda?

—(Risas). Claro, por supuesto que sí, pero está claro que como todo en esta vida hay que trabajárselo. Por ejemplo yo he conseguido abrir hace poco mi propia tienda en Eivissa después de seis años de duro trabajo junto a mi hermana. De momento no puedo decir que ‘tire manteca del techo’ pero estoy muy contenta. Soy de las que pienso que si te esfuerzas puedes lograr cualquier sueño que te propongas.

—¿Cómo empezó en el mundo de la moda?

—Fue en 2006 durante mi primer año en Eivissa. Recién llegada de Buenos Aires comencé con mi hermana Florencia a diseñar una pequeña colección y cada verano intentábamos hacer una nueva. Sin embargo, todo cambió cuando me apunté en 2010 a la Escuela de Artes y Oficios porque allí me enseñaron mucho y me ayudaron a estar dónde estoy ahora.

—Desde sus primeros pasos junto a su hermana, ¿ha evolucionado mucho?

—Sí. Todo cambia y evoluciona y nosotras no somos una excepción. Con el tiempo he ido progresando y creo que ahora soy algo mejor que cuando comencé.

—¿Tiene alguna inspiración a la hora de confeccionar sus colecciones?

—La verdad que no tengo muchas musas a la hora de diseñar nuestra ropa. Tal vez se podría decir que mi mayor referencia sea la actriz y cantante británica de los años 70 Jane Birkin.

—¿Cómo definiría su línea de ropa?

—Bueno sobre todo como audaz, desenfadada y confortable. Nuestras piezas son amplias, ponibles y realizadas de forma totalmente artesanal.

—¿Entonces se podría decir que su ropa se puede usar durante el día a día?

—Claro que sí. Para mi la moda sólo tiene sentido si la ropa es confortable y se puede usar todos los días. Soy bastante informal a la hora de vestir y a mi me gusta ir sobre todo cómoda, con cortes en la cintura y con prendas que sean sueltas, abiertas y amplias. Por eso muchas de las piezas que diseño me las pongo yo misma sin ningún problema.

—Pero cuando hay un desfile todo cambia bastante...

—(Risas) Claro eso es verdad. Yo misma presenté al certamen de jóvenes diseñadores parte de algunas piezas de lo que se suele llamar Pret a Porter y que se salen bastante de las prendes que suelo tener en mis colecciones tradicionales.

—Precisamente, hablando de su colección Cisne Negro, Cine blanco con la que resultó ganadora ¿qué tenía de especial?

—Bueno no sé, eso tendría que decirlo el jurado. Principalmente empleé materiales como los tules y las gasas para intentar representar las bellas formas que tienen los cisnes. Eso sí, en cada una de las piezas intenté aplicar la técnica demi couture que consiste en generar un tejido bonito, vistoso y ornamental con otros tejidos y que aprendí en Francia cuando estuve de Erasmus en un taller que hacía trajes de gimnasia rítmica.

—¿Era la primera vez que lo empleaba?

—(Risas) La verdad que no, Primero probé con uno de los vestidos que tenía que presentar para una prueba de la Escuela de Artes y Oficios y después viendo que no salió mal del todo ya decidí aplicarlo a mi colección.

—Y le salió bien porque ganó el certamen, ¿pensó en algún momento en que podía ser la ganadora?

—La verdad que no. Fue una gran sorpresa. Al ver que había otras colecciones también muy buenas yo me lo tomé más como un desfile que como un concurso. Y por eso cuando escuché mi nombre la emoción que sentí es algo que no olvidaré en mi vida.