Imagen de un momento de la conferencia de Jorge Terrados, del Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea).

Ayer quedó claro en el turno de preguntas y durante las diferentes exposiciones que se hicieron en el salón de plenos del Consell, en el Taller de Posidònia, que la limitación del decreto realizado por el Govern balear, y que se encuentra en tramitación, de restringir el fondeo a embarcaciones de más de 12 metros de eslora no es suficiente.

«Es difícil poner un límite, para mí las embarcaciones pequeñas causan un daño pero no sabemos los efectos acumulativos», precisó Jorge Terrados, del Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea). En esta línea, Terrados explicó que las anclas de las embarcaciones pequeñas rompen entre cuatro y seis hojas cuando levantan el ancla y alguna menos cuando la tiran: «Pero también hay que tener en cuenta el número de veces que se fondea; se podría hacer un estudio de la carga». En este mismo sentido también se pronunció Isabel López de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar del Ministerio de Agricultura: «El Ministerio tiene previsto aprobar a medio plazo una serie de medidas para regular el fondeo en hábitats protegidos donde se incluirán unos programas de seguimiento, que tienen que ser fundamentales. Habría que plantearse también la capacidad de carga de las pequeñas embarcaciones».

Para el Govern balear y así lo apuntó Joan Antoni Oliver, del Servei de Protecció d’Espècies de la Conselleria d’Agricultura, se ha considerado que los daños de estas embarcaciones «son asumibles». «Un solo barco grande producirá más daño que cien barcos pequeños», espetó, al tiempo que indicaba que los barcos de hasta 15 metros de eslora no producen efectos irreversibles. «No es lo mismo romper la mata de la posidonia, que es irreversible, que romper alguna hoja», indicó Oliver.

El biólogo Manu San Félix también se pronunció sobre el decreto del Govern apuntando que, a pesar de apoyarlo, «me gustaría que en un futuro fuera más ambicioso, pero hay que ser comprensivo y que la sociedad se vaya adaptando a los cambios, no se puede pasar de nada a todo».

Para el conseller balear d’Agricultura, Medi Ambient i Territori, Biel Company, apuntó que las embarcaciones pequeñas «no hacen daño significativo y lo tenemos demostrado con una imágenes aéreas de hace 50 años y donde se observa que la posidonia se mantiene, pero en ciertos lugares hay una masificación que se tiene que controlar». En esta línea, Company aseguró que el plan de instalar boyas ecológicas (en total se han instalado 358 en Balears y un centenar en las Pitiüses, todas estas para embarcaciones de hasta 15 metros) tendrá su efecto «positivo», aunque instó a realizar «mucho más trabajo para proteger la posidonia».

Un sondeo realizado por el Imedea revela que 75,2 por ciento de los encuestados estaría dispuesto a usar una boya ecológica y además el 57,8 por ciento aceptaría pagar una tasa por el uso de este mecanismo, algo que no se hará este verano y que ayer obtuvo alguna queja por parte de los asistentes al encuentro. La directora general de Medi Natural i Educació Ambiental del Govern, Neus Lliteras, se mostró de acuerdo con el hecho de cobrar por la utilización de estas boyas y apuntó que se intentará llevar a cabo el próximo ejercicio.