Vicenta Marí Cardona en una imagen de archivo de julio de 2009.

Vicenta Marí Cardona nació en Sant Jordi pero a los 14 años ya se trasladó junto a su marido a una vivienda próxima a la capilla de Sant Ciriac. Marí Cardona ha cuidado a diario de la capilla y de la imagen para tenerla presentable no solo de cara a las fiestas patronales sino durante los 365 días del año.
«Se ha ido un eslabón más del alma de Dalt Vila», apuntaba ayer el presidente de la Asociación de Vecinos de la parte antigua, Lluís Llobet. Para Llobet, Vicenta, como la conocían todos los vecinos, era «una cuenta más de este triste rosario» que es el bario de Dalt Vila.
Marí Cardona falleció a los 87 años en el hospital de Can Misses por un problema cardíaco, según informó Llobet. El funeral tendrá lugar hoy a las 17,00 horas en la iglesia de Santo Domingo.
Vicenta se ocupaba de limpiar la capilla, regar las plantas y cuidar la imagen de Sant Ciriac, que fue entregada por un particular en 2009. Fue en julio de 2009, cuando el obispo Vicente Juan Segura y la alcaldesa del momento, Lurdes Costa, acudieron a la bendición de la talla. En ese momento, Vicenta se emocionó como muestra del cariño que le tenía a este enclave religioso dentro de la ciudad amurallada que ha despertado la curiosidad de miles de transeúntes.
Marí Cardona expresaba con satisfacción el hecho de haber sustituido la puerta que cerraba esta capilla por una verja, que permitía así vislumbrar la estatuilla del santo.
De hecho, cada 8 d’Agost, festividad de Eivissa con motivo de la celebración de Sant Ciriac, Vicenta era la encargada de recibir a todas las autoridades en la procesión que los conduce desde la Catedral hasta el Ayuntamiento. Vicenta lucía cada 8 d’Agost una amplia sonrisa.
Ahora, tras más 70 años de cuidados, la capilla de Sant Ciriac se ha quedado sin guardiana, Dalt Vila sin una de sus almas y Eivissa sin una persona entrañable.