Vendedores ambulantes ofrecen su material a los turistas en la playa. | ROCIO MARTINEZ

Bocatas, croissantes, latas de bebida, fruta, gafas, collares, pareos, todo tipo de cds de música y películas, masajes y hasta mojitos recién preparados. En verano la venta ambulante se multiplica en las playas y zonas turísticas de la Isla, y buena prueba de ello es la costa de Sant Josep, donde este verano se superaron el medio millar de denuncias.

En concreto, según las cuentas del Ayuntamiento josepí, las denuncias por venta ambulante interpuestas sumaron 576, de las cuáles 451 fueron interpuestas en playas y 125 en las zonas adyacentes.

Son el resultado de las inspecciones diarias, pero también de operaciones conjuntas que la Policía Local y la Guardia Civil llevaron a cabo en la playa de ses Salines. Entre éstas, el 22 de junio tuvo lugar un importante despliegue formado por 18 agentes locales y siete de la Guardia Civil, que permanecieron en la playa durante varias horas, y después se desplazaron a otros puntos de la costa del municipio, como Platja d’en Bossa, Es Cavallet, Tagomago, en Cala de Bou, y Cala Vedella.

Decomisos

Otra operativo realizado a finales de julio dio como resultado 1.600 kilos de material decomisado, entre fruta, gafas de sol, de ropa, música y películas, así como pequeñas cantidades de droga que los vendedores ofrecían a los turistas.

En lo que se refiere a la venta ambulante, la normativa que se infringe es la Ordenanza municipal de uso y aprovechamiento de playas que prohíbe expresamente «la venta ambulante de cualquier tipo de producto» salvo si se dispone de autorización municipal.

Si bien está tipificada como una infracción leve, y sancionada con una multa de hasta 750 euros, la venta ambulante se puede convertir en una falta grave o muy grave según el grado de reincidencia, llegando a suponer sanciones de hasta 3.000 euros.

Género escondido en las dunas del parque natural de ses Salines
Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Eivissa y Formentera encontraron este verano diversos bultos enterrados en la arena dentro del sistema dunar del parque natural de ses Salines. Hallaron diferentes objetos falsificados (gafas, bolsos y discos compactos).
Según la Guardia Civil, los vendedores ambulante utilizaban estos agujeros en la arena para esconder el género y, de esa forma, no ser descubiertos en el trayecto hacia la playa.