Una protesta por un desalojo de una vivienda realizado en Valencia. g Foto: EFE | Efe

El drama de los desahucios que afecta a miles de personas en todo el país también se vive en Eivissa. La Isla forma parte de la estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que indica que en lo que va de año, los jueces han dictado en Balears 2.500 órdenes de desalojo forzoso por impagos de hipotecas. Sin embargo, el miedo de los afectados a ser señalados por la sociedad provoca que estas situaciones se mantengan en silencio o que solo se animen a prestar algún testimonio desde el anonimato.

Aún así, no son pocos los que se han puesto en contacto con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Mallorca (PAH) o que han buscado la ayuda de abogados. «Están destrozados y encima se sienten culpables», explica la portavoz de la plataforma, Ángela Pons, que destaca que unas 20 personas de Eivissa se han puesto en contacto con la agrupación solicitando ayuda. «Eivissa siempre ha tenido desahucios, lo que pasa es que por falta de información, a nosotros nos llegan las personas a cuenta gotas», lamenta.

Casos de desahucios

Quien sí ha recibido muchas consultas por este tema es la abogada Carmen Ferrer Camacho. No es especialista en desahucios sino que más bien lleva «de todo, como un médico de familia», pero su experiencia laboral sirve para conocer un perfil de aquellos vecinos de Eivissa que pueden perder sus viviendas o cuyo desalojo ya ha sido ejecutado.

«Atiendo muchas consultas de personas que luego no vienen más porque la gente que va a ser desahuciada no tiene dinero para poder pagarse un abogado. Entonces, lo que hacen es que quedan inactivos y esperan a que un día vaya alguien y les eche, o que un día reciban una notificación judicial. Pero sí te contactan para que hagas un primer intento amistoso con el banco», explica.

Así, Ferrer ha hecho de mediadora entre las entidades bancarias y los afectados, pero sin éxito. «Los bancos hasta ahora se han cerrado en banda. He mediado en muchos casos, y como soy abogada de pueblo me conozco a los directores de los bancos, y a veces hablamos de tú a tú, pero no hay manera. Todos dicen que es una orden superior, que ha pasado al departamento de morosidad que siempre está fuera de la Isla, y ya llega a ser algo despersonalizado totalmente. Y en lo que yo he mediado, y te aseguro que no soy mala mediadora, con los bancos no ha habido nada que hacer», lamenta Ferrer.

Empleados de la construcción y de la hostelería que en épocas de bonanza tenían sueldos importantes y que ahora están en paro cumplen el perfil de los afectados. «Son trabajadores que como hacían muchas horas extras y trabajaban a destajo, su salario se había incrementado muchísimo, y a lo mejor cobraban 3.000 euros al mes. Y como cuando a uno le va bien piensa que le va a durar para siempre no tenían miedo de meterse en una hipoteca», relata la abogada.

En concreto, Carmen Ferrer ha detallado dos casos de vecinos de Eivissa que llevó personalmente y que terminaron en ejecuciones de desahucios. El primero, una familia con dos hijos, él de 50 años y su mujer de unos 40 años. «Y les toca empezar de cero con una vivienda de alquiler, pero el drama ya no es ese, el drama es que te quedas sin vivienda y con una deuda en el banco de un dineral», critica la abogada.

En este sentido, Ferrer recuerda que aunque los afectados se quedan si vivienda, la deuda persiste y se incrementa con los intereses de demora. «Y si tienes un trabajo rápidamente te embargan la nómina todos los meses, y durante 30 años vas a tener embargada tu nómina, no vas a tener vivienda, ni capacidad de levantar la cabeza. Éste es el caso de la pareja», indica.
El segundo caso, explica Ferrer, es otra pareja de unos 38 años, cuyos trabajos de camareros pasaron de ser de largas temporadas a pocos meses al año. Ellos «tiran de la familia y de alquiler», detalla.
Sobre los últimos movimientos políticos del PP y el PSOE para dar alguna solución a esta problemática social, la abogada lo tiene claro: «Lo que tiene que haber es sentido común», concluye.
Por otra parte, desde la plataforma, Ángela Pons no descarta desplazarse a la Isla para reunirse con los afectados a pesar de que, según recuerda, es una agrupación de voluntarios que carece de fondos económicos. Aún así, en un año y medio de funcionamiento, la portavoz asegura que en Mallorca han logrado parar más de veinte desahucios así obtener una condonación de deuda y algunas daciones en pago. «Tenemos que hacer el censo, pero estamos desbordados», se disculpa Pons por no tener cifras concretas.
Aún así, recuerda a los afectados ibicencos que en la página web pahmallorca.wordpress.com tienen todo tipo de documentación e información y que se pueden poner en contacto con la plataforma «que se les va a atender». «Pero sobre todo decirles a los de Eivissa que no tengan miedo y que no se sientan culpables porque ellos no tienen la culpa de que se hayan dilapidado el dinero quienes sí han vivido por encima de sus posibilidades», afirma la portavoz.

«Te puedes divorciar pero no te puedes separar de la hipoteca»

La abogada Carmen Ferrer Camacho señala que la gente sale «muy decepcionada» cuando conoce un detalle muy importante que desconocía en el momento de firmar la hipoteca. «Tú te puedes divorciar de tu pareja y romper cualquier vínculo, pero jamás te puedes separar de una persona con la que has firmado una hipoteca», explica la letrada, que recibe casos de parejas que en la época del boom «como la inercia era comprar pisos en vez de alquilar, se compraban un piso y ponían una hipoteca a nombre de los dos». Sin embargo, cuando se separan, aunque uno de los dos renuncie al piso ante notario «en el banco nadie te quita la hipoteca». «Y quedas ligado tu patrimonio, y tu nómina a esa otra persona que ya no quieres y que en caso de impago también te va a afectar a ti», advierte.

La experiencia de una afectada por la hipoteca: «Tienen que buscar soluciones porque somos muchos y estamos desesperados»
Una madre soltera y sin trabajo, dispuesta a luchar por su piso a pesar de que ha recibido ya la orden de desahucio

Una afectada por la hipoteca en Eivissa ha aceptado contar su historia desde el anonimato. Es madre soltera, con un hijo de cinco años y en 2006 firmó una hipoteca por 160.000 euros. No tiene trabajo desde 2008, cuando cerró la empresa para la que trabajaba, y ya ha recibido las primeras cartas de ejecución del desalojo.
María, el alias que se utilizará para este reportaje, explica que decidió comprar un piso en el municipio de Eivissa porque ganaba «entre 3.000 y 4.000 euros al mes». «Cerró la empresa y de paro me quedaron 1.000 euros, que es un buen sueldo si no tienes gastos por 1.800 euros, entre coche, hipoteca y demás», explicó sobre su situación.
María era directora comercial de esta empresa y tenía contratados dos seguros de protección de pagos «por si caía enferma». Así se quería asegurar de que, ante cualquier imprevisto, tenía asegurados el pago del préstamo del coche y de un crédito que obtuvo para reformar la casa porque cuando la compró «era viejita». «Pero a la hora de la verdad fueron estafas, no cubrieron, ni el coche ni el préstamo personal», critica. Mejor suerte tuvo con la hipoteca que tiene contratada con un tercer banco, que le dio dos años de carencia, desde que a finales de 2009 empezó a tener problemas para pagar. «Los otros dos bancos no han sido tan amables; al contrario, me acosaban llamando a las siete de la mañana y a las once de la noche sabiendo que tenía un bebé. Fue mucha presión que me llevó a un estado de desesperación importante», recuerda.
En los dos años de carencia pagó 400 euros de hipoteca, pero a finales de 2011 el precio subió a los 650 euros, que siguió pagando hasta que la prioridad empezó a ser dar de comer a su hijo y «que tenga sus necesidades básicas cubiertas». «Y no hay forma de conseguir un trabajo. Por mi condición de madre soltera, cuando te preguntan y dices que tienes un hijo, quizás siguen la entrevista pero por guardar las formas. Tengo 41 años y esto a mí nunca me había costado tanto. En este último mes hice seis entrevistas», agregó.
Ahora, María, que vive de la ayuda de sus padres jubilados, espera cobrar la indemnización por su despido para aliviar parte de su deuda hipotecaria antes de que se haga efectivo el desahucio. Aún así, se ha planteado fundar la agrupación de afectados por la hipoteca de Eivissa.
María también espera que los políticos sean «inteligentes» y busquen soluciones, «porque somos muchos y estamos desesperados». «Y yo por mi hijo estoy dispuesta a luchar», anuncia.