Los estudiantes de s’Olivera y los de sa Blanca Dona firmaron un acuerdo de apadrinamiento entre ambos.

Una vez terminada la educación primaria muchos de los niños se encuentran ante el que será su primer desafío académico: el paso del colegio al instituto para matricularse en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Según algunos expertos, este cambio puede suponer en los alumnos un período de ansiedad y estrés, generado en parte por el miedo de enfrentarse a algo desconocido y por ser los nuevos de la clase.

Para evitarlo, el instituto sa Blanca Dona y el colegio S’Olivera han puesto en marcha un proyecto de apadrinamiento conjunto para paliar estos efectos. Según Albert Belda, jefe de estudios del primero de los centros, la idea es que «los alumnos que decidan matricularse en nuestro centro sepan lo que se van a encontrar, que el paso al instituto no es algo negativo y que no estarán solos en ningún momento».

Además, según Belda, otro de los objetivos de este programa es concienciar a las familias de que «el instituto no es una selva donde se permite de todo, que los niños están controlados y que, también, hay muchas actividades extraescolares para que ocupen su tiempo en cosas que luego les pueden servir de mucho provecho».