La nueva ordenanza de horarios de Sant Antoni, que obligará a cerrar una hora antes a los cafés conciertos, discotecas y salas de fiestas del West End, despierta apoyos, rechazos y objeciones, según sean empresarios, vecinos o grupos políticos. La última en expresarse ha sido la Asociación de Vecinos de Sant Antoni, que ha mostrado su apoyo a la ordenanza, aunque advierte de que el tema de los horarios «es uno más de los muchos problemas que convergen en el West End y otras zonas del pueblo, pero no el único ni el más importante». «La falta de limpieza, el ruido, la venta ambulante, las drogas o la prostitución, entre otras, amenazan con continuar en la misma línea en que lo vienen haciendo verano tras verano», añade la agrupación, que insta al Ayuntamiento y a las instituciones competentes a adoptar «medidas valientes» para combatir estos problemas.

El grupo municipal PSOE-Pacte, que se abstuvo en la votación de la normativa, presentó un escrito de alegaciones, en el que advierte de que no será posible «compaginar» el interés empresarial con la tranquilidad vecinal, ya que el último cambio en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) permite usos turísticos en todo el municipio «privándole así de separar las zonas de ocio con las de descanso». También critica que la ordenanza no establece una regulación para los beach clubs (Sant Antoni ya tiene uno, de momento) y considera que la norma «produce un agravio comparativo» porque regula el West End, y algunos alrededores, pero deja fuera calles del casco urbano «donde también hay locales de ocio susceptibles de provocar molestias».

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