El mercadillo echó a andar hace cuarenta años, y como recuerdo de aquello aún quedan fotos donde se ve que, salvo la estética, no hay mucho que haya cambiado desde entonces.

La historia del mercadillo de Punta Arabí se remonta a 1973, cuando el club belga que ocupaba el lugar contactó con unos hippies o peluts, como se les conocía en Eivissa, para vender productos que no existían en la Isla. «En España no había muerto Franco pero aquí se vivía de una manera más liberal y por eso la dirección del hotel pensó que sería bueno para atraer más clientes que algunos hippies de la zona pudieran vender sus productos traídos de diferentes partes del mundo», confirma Thomas Hofmann, actual relaciones públicas del mercadillo.

Dicho y hecho. Lo primero que hicieron fue ponerse en contacto con un pareja de estadounidenses que habían llegado a Sant Carles huyendo de la Guerra del Vietnam para que éstos se lo contaran a otros compatriotas suyos. Sin embargo, costó arrancar. En sus inicios lo que es ahora el mercadillo hippy más antiguo de Europa contaba sólo con cinco puestos todos los miércoles. «Maggie, con sus deliciosos pasteles; una señora de Formentera que vendía jerseys tejidos a mano con la lana de sus propias ovejas; un chico vendiendo cachorros; unos niños que intercambiaban juguetes y otra persona vendiendo joyas traídas de India, fueron los verdaderos precursores a los que debemos todo», explica Hofmann.