Si algo quedó claro en la concentración que protagonizaron ayer los docentes delante del Ayuntamiento de Sant Antoni es que están muy motivados. Porque estar una hora entera tocando el tambor, la cacerola o la sartén bajo un sol de justicia solo se puede hacer cuando el cabreo es mayúsculo. Inasequibles al desaliento, a los profesores, maestros, padres e incluso alumnos que había allí no les frenaron las altas temperaturas ni la más que segura insolación. Armados de nuevo con las mismas pancartas del día anterior y con algún abanico aguantaron estoicamente (solo al final algunos se refugiaron debajo de una palmera o en los laterales del consistorio) y reclamaron una vez más diálogo a la Conselleria d’Educació observados por innumerables turistas que al pasar por allí les hacían fotos o acompañaban la batucada profesoril tocando las palmas. Entre los mensajes que portaban escritos, la mayoría jugaban con las siglas TIL: «Anglès sí, estil Bauzá no», «No te preocupes por mí, puedo estar sin TIL», «Aren’t you ashamed?». «Si aún se puede cambiar el mundo, la escuela es el principio», «Los maestros luchando también enseñamos», «Exprésate dialogando, no decretando» o «No volem projectils».

Al principio de la concentración, que no estaba autorizada y a la que no acudieron los sindicatos, bajó a hablar con ellos la alcaldesa de Sant Antoni, Pepita Gutiérrez. Salvador Aguilera, de Professors Preocupats, le explicó que el Govern «no quiere hablar» y le pidió poder transmitirle sus inquietudes y reivindicaciones tras los recortes y la aplicación del TIL. Gutiérrez, que se había reunido previamente con la representantes de los padres y madres, se comprometió a hacer lo propio con ellos después de la manifestación. «La presidenta de la FAPA nos ha explicado que hay mucha gente que está de acuerdo con el contenido del TIL, pero no con el proceso para llevarlo a cabo, por eso os pido que nos transmitáis vuestras peticiones y se las comunicaremos al presidente para ver si este diálogo roto se puede recuperar. No queremos esto para nuestros jóvenes ni que los profesores estéis con este malestar, es un malestar personal y profesional; haremos lo que podamos para que mejore, tenemos que buscar el equilibrio, nos ofrecemos a hacer de intermediarios», indicó la alcaldesa.

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La concentración, en la que participaron a simple vista alrededor de 300 personas, aunque los manifestantes y algún miembro de la Policía decía que eran 500, fue pacífica, ruidosa y con pocos gritos, ya que lo único que corearon en un momento dado fue: «Más diálogo, menos imposición».

Durante la protesta Sònia, una de las docentes del instituto Balàfia, explicó que por el ambiente que ve cree que la huelga durará muchos días y recordó que en algunos centros se están organizando para que los que están de servicios mínimos pongan dinero en un fondo de resistencia para que los que están de huelga puedan subsistir. También Anna Torres, del instituto de Sant Agustí, señaló que ella personalmente seguirá adelante también si dura uno o dos meses. «He ahorrado porque sabía que esto podía pasar», indicó la profesora, que pidió el apoyo de los padres y que «se informen bien». «Perdemos dinero cada día, pero ahora nos sentimos apoyados por los padres», añadió Torres, que indicó que si en los próximos días hay docentes que dejan de hacer huelga será por problemas económicos, no porque no estén de acuerdo con el paro. «Esto es diferente, porque no es una lucha contra un patrón, contra una producción, esto es público», destacó. Jessica Acebo, también de Sant Agustí, indicó que Conselleria la llamó para incorporarse a mediados de mes e indicó que este es un comienzo de curso más anormal que otros. Confió en que los docentes aguanten en la huelga al menos dos o tres semanas, aunque reconoció que a veces es difícil por las circunstancias personales de cada uno.

La protesta se disolvió antes de que todos acabaran «derretidos», tal y como bromeaba una profesora, y después de que los organizadores recordaran que hoy habrá concentración ante el Ayuntamiento de Santa Eulària y una asamblea de docentes. «Gracias a todos, esto es una pasada», dijo una de las portavoces, que también recordó que no quieren «nada de violencia ni nada ilegal».