En Eivissa han proliferado en los dos últimos años muchas tiendas que venden cigarrillos electrónicos.

Eivissa no se mantiene al margen de la proliferación de tiendas que venden cigarrillos electrónicos. Al menos existen cinco comercios sólo en Vila que dispensan este producto y todos sus accesorios. «Sí que es cierto que parece que ahora hay un boom de este tipo de comercios. No sé si se puede hablar de tendencia o de método para dejar de fumar tabaco normal, pero lo que sí sé es que yo fumaba 15 cigarros normales al día y ahora me he pasado a ‘vapear’; me apaga la ansiedad», explica Óscar, dependiente de una tienda de cigarrillos electrónicos que abrió en julio del año pasado.

Sin embargo, los especialistas defienden que no es un método para dejar de fumar y la prueba está en que no se dispensa en farmacias como el resto de medicamentos para abandonar el tabaco. «Este producto tiene una cámara, que lleva una batería que calienta un cartucho. Este cartucho tiene nicotina y otros productos, como anticongelantes. La nicotina es un adictivo importante y, además, se mezcla con otras sustancias irritantes y cancerígenas en menor cuantía. No se vende en farmacias porque no pasa los controles sanitarios adecuados y, es más, no podría pasarlos», asegura el doctor Antonio Cascales, neumólogo y coordinador de la Unidad de Tabaquismo del hospital Can Misses, quien advierte de que no se trata de un producto «inocuo, ni mucho menos. Es menos perjudicial que el tabaco manufacturado, pero no es inocuo porque lo que crea la adicción, la nicotina, sigue estando». En este sentido alerta de que en el último año el consumo de los cigarrillos electrónicos «ha aumentado en España un 800%».

El especialista señala, además, que para dejar de fumar se tienen que dar tres pasos: «Controlar la adicción física a la nicotina con fármacos, que los hay y muy buenos, hay que tratar la adicción psicológica y desaprender la conducta de fumar. Se deben producir estas tres fases y el cigarrillo electrónico imita la conducta de fumar; no la desaprendes», puntualiza. Por lo que la «dependencia psicológica» sigue existiendo.