Cayetana Fitz-James Stuart y Silva fallecía ayer a los 88 años en el palacio de Dueñas, en Sevilla, [más información en la página 31]. Asidua a Eivissa a lo largo de las últimas décadas durante los meses de verano, la duquesa de Alba recibió de la mano del que fuera presidente del Consell d’Eivissa y Formentera, Pere Palau, el Premi Tanit en 2005.

Es en Sant Antoni donde se ubica una de sus viviendas, s’Aufabaguera, con unas espectaculares vistas a la puesta de sol sobre Punta Galera. Ese era el lugar donde se reunía con su actual marido, Alfonso Díez, y con el anterior, Jesús Aguirre. Y era a las puertas de esta vivienda donde se podía observar a diario a una gran cantidad de paparazzi esperando la salida o la entrada de la duquesa. Ahora será su única hija, Eugenia Martínez de Irujo, quien herede la espectacular vivienda, decorada al más puro estilo ibicenco, ya que solía solía acompañar a su madre en sus estancias en la isla.

Durante sus largas estancias en Eivissa, la mujer con más títulos nobiliarios del mundo era una enamorada de los mercadillos de Sant Carles, de los puestos hippies del puerto de Vila o de pueblos de interior como Santa Gertrudis. Además, Cala Bassa, Cala Salada o ses Salines eran algunas de las playas preferidas de la que fuera catorce veces Grande de España. Solía acudir a la playa con su sombrilla y su silla con el fin de descansar, extremo complicado ya que siempre era abordada por multitud de ciudadanos que querían fotografiarse con ella, algo a lo que la aristócrata nunca se negó, mostrando así su gran amabilidad.

En sus visistas a la isla, Cayetana Fitz-James Stuart acudía a las homilias en la iglesia de Sant Elm, como una ciudadana más, y se dejaba ver en las procesiones con motivo de las fiestas de Sant Bartomeu, en la bahía de Portmany. Tan ligada estaba a Eivissa que en 2013, su último verano disfrutado en la isla, visitó el centro de Sa Coma junto a la que fuera alcaldesa de Vila, Pilar Mayans, y el concejal Juan Mayans con el objetivo de apoyar la labor de los voluntarios y no dudó en adoptar un perrito. En esa ocasión acudió acompañada de Alfonso Díaz, de quien solo solía separarse para acudir a la playa.

Durante sus largas estancias en Eivissa solia vestir, tal y como demuestran todas las fotografías, con indumentaria de estilo ‘hippie’, telas vaporosas y floreadas, acompañados con senallons y pulseras adquiridas en algún puesto de mercadillo.

Tanto el Consell d’Eivissa como el Ayuntamiento de Sant Antoni mostraron sus condolencias tras su fallecimiento. «Es una persona con un fuerte vínculo en Eivissa, muy reconocida y premiada por el Consell y por ello, ya hemos expresado nuestro pésame a la familia», manifestó Vicent Serra. Por su parte, la alcaldesa de Sant Antoni, Pepita Gutiérrez, aseguró: «La muerte de Cayetana de Alba es una sentida pérdida no solo personal sino por lo que representa, una mujer que vivió en libertad, fuente de inspiración para la cultura y la lucha de valores».