El temporal costero ha durado varios días el final del invierno y ha hecho estragos en Talamanca. Foto: T. ESCOBAR

Los fenómenos costeros, a consecuencia del viento y la mala mar, y unas temperaturas más bajas de lo habitual han marcado el invierno que ayer dejaron atrás Eivissa y Formentera. Ayer la playa de Talamanca sufrió las consecuencias de los fenómenos costeros del temporal que despidió ayer el invierno.

Barcos varados en la bahía, desperfectos en algún establecimiento situado a primera linea de mar marcaron en esta zona el fin del invierno y la bienvenida de la primavera. La temperatura media durante los tres últimos meses ha rondado los 12 grados centígrados, siendo el mes de febrero el más adverso en este sentido con un promedio de 11,4 grados y mínimas que en la estación de Vila alcanzaron los 1,9 grados, como sucedió el día 6. Estas cifras contrastan con las que arrojaron estos mismos meses durante 2014, cuando la media superó los 13 grados. Estos valores permitieron ver nieve en la isla, aunque no con la intensidad necesaria como para que cuajara.

Pero han sido, sin duda, el viento y la niebla los principales causantes de los fenómenos costeros que han provocado durante el invierno numerosas cancelaciones marítimas y, en algún caso, aéreas, como sucedió en los albores del mes de marzo. Las rachas de viento superaron en los meses de enero y febrero los 80 kilómetros por hora, y esta última semana han precipitado importantes fenómenos marítimos. El invierno que ayer despidieron las Pitiüses no ha servido para recobrar los índices normales de las reservas hídricas. Aunque ha llovido ligeramente por encima del mismo periodo de 2014, las islas más occidentales del Archipiélago acumulan un déficit hídrico del 25%, según apuntó este viernes al Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).En un estado especialmente alarmante se encuentran las masas de agua subterráneas de Sant Josep, donde apenas alcanzan el 7% de su nivel. Por el contrario, la del Pla de Sant Antoni se mantiene en torno al 75%.