Los padres Noelia y Xicu posan con la recién llegada, Elisa, su hermano, Dani, y la abuela Maria en la habitación del Hospital de Can Misses donde madre e hija se recuperan del parto. | Toni Escobar

«Teníamos bastante miedo pero al verle la cabeza y después al oírla llorar se me pasó todo. Fue todo muy rápido y Elisa ya está aquí». Así recuerdan Noelia Ferrer y Xicu Ribas el parto que trajo a su hija al mundo en el cuarto de baño de su casa de Cala Tarida y con Xicu atendiendo por teléfono las instrucciones que le daba un médico del 061.

«Según las cuentas, faltaban seis días pero el miércoles por la tarde dijo aquí estoy y aquí está», señaló una Noelia radiante de felicidad dando pecho a su pequeña. «Llevaba unas dos horas con contracciones pero como con Dani -el primer hijo de la pareja- vinimos al hospital y nos hicieron volver a casa, confiábamos en que todo iba bien».

Noelia recuerda que con su primer hijo, que ahora tiene dos años y medio, tuvo dos días de contracciones pero que con Elisa no llegaron ni a las dos horas. «A la hora y media tuve una contracción muy fuerte y rompí aguas. No nos daba tiempo a ir al hospital». Ante esta tesitura, Xicu llamó al 061 para pedir una ambulancia.

Xicu explicó a Emergencias cual era la situación y le dijeron que le ayudarían en el parto mientras se desplazaban a Sant Josep los equipos sanitarios. «En una de las contracciones Noelia rompió aguas. Nos fuimos al cuarto de baño y allí seguimos las instrucciones que nos iban dando una doctora desde Mallorca», señaló el padre que asistió literalmente al parto de su hija.

«Cogí toallas, sábanas y hasta una manta», apuntó Xicu, mientras Noelia estaba en cuclillas. En una de la contracciones vimos aparecer la cabeza de la pequeña. «Al otro lado del teléfono, el médico me dijo que a la próxima contracción la niña saldría y así fue. Hubo un momento de miedo porque parecía que no respiraba pero fueron 4 ó 5 segundos. Entonces le levanté las piernas y la pequeña expulsó el líquido amniótico».

La siguiente maniobra, cortar el cordón umbilical. «El sanitario me dijo que me haría falta unas pinzas y unas tijeras. Me fui a la cocina y cogí unas tijeras de cocina y una pinza», apuntó Xicu, quien 24 horas después lo cuenta con una sonrisa propia de la felicidad del momento que están viviendo, aunque no olvida el miedo que pasaron la tarde del miércoles. «Fueron cosa de 15 minutos pero de intensidad máxima», puntualizó.

Su trabajo llegó hasta este punto, para retirar la placenta ya esperaron la llegada de la ambulancia.

Ajeno a todo esto, Dani, el hermano mayor de Elisa. «Estaba durmiendo la siesta en la habitación de al lado y no se enteró de nada. Ni de los gritos de Elisa, ni de los míos, ni cuando llegó la ambulancia», recordaba Xicu con el pequeño de dos años y medio en brazos contemplando a su nueva hermana.

«En cierto modo, la llegada de Elisa nos cogió por sorpresa porque todavía faltaban 6 días pero estamos muy contentos porque todo ha salido muy bien», apuntó Noelia.

Junto a ellos, en la habitación 457 del Hospital de Can Misses está María, la abuela de Elisa, que al nacer pesó 2,510 kilogramos y midió 49 centímetros.

«Las niñas suelen ser más pequeñas», apunta la abuela mientras coge a su nieta, al tiempo que Xicu recuerda que Dani pesó 3,100 kilogramos y midió un centímetro más que su hermana al nacer.

24 horas después del accidentado pero satisfactorio alumbramiento, la familia al completo disfrutaba de cualquier gesto realizado por la pequeña Elisa, una de las protagonistas de este nacimiento «teledirigido».