Arrinconado entre la E-20 y la avenida de Sant Josep, ca n’Escandell espera desde hace décadas inversiones públicas que hagan posible la transformación del barrio.

El actual equipo de gobierno de Vila reconoce que el barrio no ha tenido ningún tipo de mantenimiento en los últimos años y que, en estos meses, se han limitado a reparar, limpiar y hacer intervenciones de mantenimiento. La gran intervención prevista está incluida en el último Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en el que se pretende paliar el desarrollo «desordenado» del barrio con la construcción de 500 viviendas de Protección Oficial y un gran parque central con una zona verde de 78.000 metros cuadrados en el enorme solar municipal que separa el barrio del centro de la ciudad. Convertido en un erial, acumula escombros que tiran en algunas zonas y actualmente solo se aprovecha para pasear a los perros y para hacer barbacoas improvisadas durante los fines de semana.

La presidenta de la Asociación de Vecinos de San Pablo, Ita Oliver, recuerda que, desde que se proyectó hacer este parque, han pasado ya veinte años. «Primero se planteó hacer un macroparque de más de 150.000 metros cuadrados pero, con los años, se ha ido reduciendo», comenta con resignación.

Oliver se queja de que el Ayuntamiento de Eivissa no haya pedido opinión a los vecinos sobre la construcción de las viviendas protegidas. No están de acuerdo que se concentren todas en el mismo barrio y temen que ca n’Escandell se convierta en un gueto como cas Serres.

La construcción del centro social y del campo de fútbol fue la última gran actuación municipal en el barrio hace ya más de 15 años. «Estamos olvidados porque no somos ni una zona turística ni conflictiva. Ca n’Escandell es un barrio familiar, de trabajadores. No damos problemas y por eso no nos hacen mucho caso», explica.

En las últimas semanas han notado una mejora en la limpieza diaria y la jardinería pero, como insiste la presidenta de los vecinos, «no dejan de ser parches y necesitamos más». Proponen adecentar el solar municipal y habilitar pistas de running o una zona para hacer barbacoas hasta que se pongan en marcha los proyectos definitivos.

Pero lo más urgente, en su opinión, es obligar a los dueños de los solares privados a vallar y limpiar sus terrenos, algunos vehículos abandonados y donde la vegetación crece sin control, con el riesgo de que ocurra algún incendio como el que hace unos meses quemó un gran árbol de una parcela con diferentes casas en ruinas. El Ayuntamiento, por su parte, asegura que está trabajando para localizar a los propietarios de estos terrenos para comunicarles su obligación de tenerlos limpios pero en algunos de ellos se siguen acumulando kilos de basura y plásticos.

Además, las calles presentan un asfaltado deficiente en muchas zonas. El estrecho camino que une la calle de es Canar con la avenida Sant Josep está asfaltado solo a trozos, por lo que los días que llueve la tierra se convierte en barro.

Precisamente, la dificultad de los peatones para caminar por el barrio es otra de las principales quejas de los residentes del barrio y, en concreto, el estado en que se encuentra la transitada avenida de Sant Josep. Por aquí tienen que pasar necesariamente las personas que caminan hacia ses Figueretes o Cas Serres por unas aceras en mal estado y tan estrechas que hacen imposible que caminen dos personas juntas o arrastrando un carrito.

Ita Oliver asegura haber visto hasta tres proyectos presentados por diferentes gobiernos para remodelar esta avenida. «Ayuntamiento y Consell se pasan la pelota unos a otros y la avenida sigue igual», lamenta.