Belén Alvite ofreció ayer la charla en el salon de actos de la UIB. | Toni Escobar

La pedagoga y directora del Centro de Prevención de Conductas Adictivas (Cepca), Belén Alvite, ofreció ayer la charla Familiaritzar l’escola, escolaritzar la família en la que disertó sobre las relaciones entre familia y colegio. Esta conferencia se enmarca dentro del ciclo Parlam d’Educació que organiza Pitiüses per l’Acord Educatiu. Cepca lleva 16 años en marcha y durante este tiempo ha formado a más de 2.000 familias de la isla. Los técnicos del Cepca hicieron formación con 11.000 menores de la isla escolarizados en los centros de Primaria y Secundaria el curso pasado.

—¿Qué mensaje quiere transmitir en su charla sobre las relaciones de familia y escuela?
—Algo muy sencillo que estamos condenados a entendernos y trabajar juntos.

—¿Es difícil o más sencillo de lo que lo parece?
—Es más sencillo de lo que parece pero es cuestión de voluntades y también depende de los factores que somos muy variopintos. Tengo claro que es el único camino. La otra posibilidad es que cada uno vaya por su lado y los resultados no son buenos. Cuando digo lo de condenados a entendernos no es en sentido peyorativo sino es una buena condena que tengamos que hacerlo porque los resultados, que en el fondo son nuestros hijos, serán mucho mejores.

—¿Cómo son las relaciones entre familia y escuela?
—Depende mucho de los proyectos de las escuelas, cómo implican y saben convocar a las familias. También va a depender de la resonancia de ese trabajo de la escuela en las propias familias porque los perfiles familiares son múltiples y diversos.

—¿Cuándo hay más implicación de las familias en los colegios?
—Suele ocurrir que cuando hay un problema nos llaman. Deberíamos estar siempre implicados. Creo que hay un proceso de abandono por parte de las familias, que somos muy absentistas en los colegios. Cuando nuestros hijos están en la etapa de Infantil se dan codazos para apuntarse a las excursiones para acompañarlos. Sin embargo a medida que pasa la etapa de Primaria y llegamos a Secundaria hay muchas deserciones en el camino. Cuando vas a reuniones en Secundaria, la presencia de los padres es muy testimonial.

—¿Debería ser en Secundaria donde hubiera más implicación de las familias?
—Ese es el gran error. En Secundaria es donde las cosas se nos hacen más complejas para los padres y los profesores. Los profesores se encuentran con grupos de chicos que a lo mejor no están excesivamente motivados, que no entienden muy bien la necesidad de los estudios y que no saben a qué quieren dedicar su vida. Eso es muy complejo para un profesor. Las aportaciones de la familia deberían de estar como protocolarizadas. En Secundaria deberían de tener apymas más fuertes y es todo lo contrario.

—¿Cómo se engancha a las familias absentistas?
—Hay que pararse a repensar lo que hacemos. Muchas familias nos metemos en la dinámica de Sálvese quien pueda, que con lo mío tengo suficiente, pero cuando las comunidades son potentes y mandan mensajes más bien elaborados es mucho más fácil.

—¿Para qué os llaman los centros educativos?
—La mayoría de los centros educativos cuentan con nuestro trabajo de manera cíclica. En Secundaria tenemos una presencia importante con nuestros programas y en Primaria, en el tercer ciclo contamos con un programa sobre la seguridad y nuevas tecnologías que tiene un componente familiar. Ahí notas que la implicación de las familias decrece. Hacemos charlas en los colegios con los padres de infantil y vienen todos, pero en quinto y sexto no vienen y es cuando las cosas se complican.

—¿Hay algún problema que les preocupe a los centros?
—El programa de educación afectivo sexual está en la mayoría de los centros de Ibiza, han entendido que es importante porque es una cuestión de salud. En el programa En Parlem trabajamos todo lo que tiene que ver el consumo de drogas. En los centros preocupa últimamente los perfiles de consumidores de porros que están apareciendo porque que los que consumen lo hacen de manera muy problemática. Nos llaman también por violencia de género, tolerancia o relaciones entre iguales, que está dando bastante faena. Tenemos muchas actividades diseñadas para trabajar en ese sentido. Los centros nos llaman y nos piden colaboración.