Miles de personas disfrutarán esta noche de la entrada del nuevo año, pero para que la velada transcurra con normalidad decenas de profesionales estarán de guardia. Es el caso de policías, bomberos, sanitarios y taxistas, entre otros.

Todos coinciden en que, por lo general, suele ser una noche tranquila, los problemas suelen concentrarse pasadas las 6 de la mañana.

La seguridad en Vila movilizará a agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional. El jefe del servicio nocturno, Toni Costa, apuntó que se reciben más llamadas que en Nochebuena pero las incidencias son menores. «Hasta las seis, las llamadas suelen estar relacionadas por los ruidos o molestias de fiestas. Después se pueden producir algunas peleas». Escenario similar encontraremos en Sant Antoni o Santa Eulària.

Las calles de Vila también contarán con la presencia de agentes de la Policía Nacional como Jesús. Lleva cuatro años destinado en Ibiza y será su segunda Nochevieja de servicio. En 2014 estuvo de custodia de calabozos y este patrullará las calles. «Es una noche más. Después puede venir mal dada o bien dada, pero eso de antemano no se sabe», apunta Jesús, quien añade que «hay más gente por la calle, pero todo suele ir bien. Los servicios suelen ser por discusiones familiares durante la noche y peleas a primera hora de la mañana. Los agentes siempre estamos a disposición del ciudadano, sea la fecha que sea», subraya Jesús, quien añade que durante la noche tendrá algún momento para escribir o hablar con su familia que está en Asturias.

En el caso de registrarse algún incidente con heridos o cualquier otro tipo de urgencia, el afectado puede acabar siendo atendido por Francisco Muela, médico del Servicio de Urgencias del hospital Can misses. «No suele ser una noche especialmente mala y lo que si hemos notado en los últimos años es la entrada de personas que, más allá de una dolencia, lo que buscan es pasar la noche en compañía», señala Muela, quien añade que las atenciones suelen ser alcoholemias.

Los bomberos de Ibiza dispondrán de una guardia de seis efectivos. En su caso las guardias son de 24 horas. Pep Ribas, desde la experiencia que le otorgan los 26 años de servicio, indica que «si hay suerte, se pasa una buena noche, pero si viene torcida, no paras de trabajar. En los últimos años hemos podido cenar tranquilos, pero después... el año pasado tuvimos que ir a buscar a una chica que se había perdido en Sant Jordi. Y hace dos años tuvimos que sofocar un incendio de varias motos».

Entre los profesionales que trabajarán la noche de fin de año también se encuentran los conductores de taxi. Leonardo Astorri lleva cinco temporadas en el taxi y ha trabajado las últimas tres nocheviejas. Leonardo nos cuenta que esta noche cenará con la familia, se tomará las uvas en casa y luego cogerá el taxi. «El alcohol, como cualquier otro día de trabajo, no se toca pero es una de esas noches doble 0. Cero de alcohol y cero de mal rollo. Hay una simbiosis entre el conductor y el cliente. Uno recibe lo que da por eso es muy importante recibir al cliente con una sonrisa y felicitando el nuevo año».

En la parada también están Germán y Lidia. Germán trabajará la primera madrugada del 2017. Al igual que Leonardo, cenará en casa con sus familia. «Estoy con mis hijas y después haremos unas ocho horas. Es una noche como agosto». Su compañera Lidia les mira con una media sonrisa: «las navidades son para estar con la familia», señala, dejando claro que ella no cogerá el taxi.