Un hombre y un artista que se adelantó cincuenta años a su generación. Así define el también ceramista Antoni Ribas Costa ‘Toniet’ a quien fue su maestro: Antoni Tur Costa, más conocido como ‘Gabrielet’ nacido hace exactamente un siglo en Santa Eulària.

El artista encontró su futuro durante una visita que la Escuela de Cerámica de Madrid hizo a la villa del Río en 1931. Sus cualidades como dibujante le permitieron obtener una beca en Madrid el año siguiente en la citada escuela, donde estudió junto al pintor también ibicenco Narcís Puget Riquer.

Su padre, secretario del Ayuntamiento de Santa Eulària, y su abuelo fueron fusilados durante la Guerra Civil española. A pesar de ello, ‘Gabrielet’ siguió sus estudios tras el conflicto bélico y, una vez terminados, decidió volver a la isla. Aquí conoció al marqués de Lozoya, director general de Bellas Artes en la dictadura de Franco, que le ayudó a conseguir una plaza en la Academia de Bellas Artes de Roma. Durante su estancia en la capital italiana, se relacionó con grandes intelectuales y artistas españoles y conoció a la reina española en el exilio Victoria Eugenia.

Roma no fue la única capital en la que ‘Gabrielet’ vivió durante su juventud. Su vida en París, Copenhague y Bélgica hicieron del artista un hombre de mundo que cosechó una larga de lista de amigos a lo largo de todas las ciudades en las que vivió y que, sin embargo, decidió volver a Ibiza en el año 1947. Posiblemente por eso, ‘Toniet’ siempre recuerda a su mentor «rodeado siempre de gente interesante».

Con 44 años, en 1961 da el paso de trasladarse a Formentera decidido a retirarse de la vida social y centrarse en su faceta artística. Allí comenzó a hacer murales con cemento armado, muchos de los cuales eran encargos para los hoteles que se empezaron a construir durante los primeros años del auge turístico en Ibiza y Formentera.

En 1977 inicia su etapa como ceramista en el taller y el horno de cerámica que monta en la Mola, donde convierte sus dibujos en cerámicas, a los que se suman litografías, grabados y numerosas placas de casas particulares y comercios de Formentera.

En reconocimiento a su vinculación a la isla, en 1997, un año antes de morir, fue proclamado hijo ilustre de Formentera y miembro de honor de la asociación de vecinos de la isla.

La calle que lleva su nombre, en cambio, discurre en su localidad natal, Santa Eulària.

Ptge. A.Tur Costa ‘Gabrielet’

Una vida consagrada al arte en su estudio de Formentera

Antoni Tur Costa decidió irse a vivir a Formentera en busca de un ambiente propicio para llevar a cabo sus crea- ciones. Aunque su primera casa estuvo en es Pujols, decidió mudarse a la Mola en cuanto el turismo aquí empezó a crecer.

‘Gabrielet’ convirtió la parte más elevada de Formentera en su refugio, donde le recuerdan yendo y viniendo en su ‘mobylette’ hasta que la edad se lo permitió. Allí acabó viviendo solo en su taller de cerámica hasta tres años antes de su muerte.

En 1984, el Ayuntamiento de Formentera le encargó la rotulación de las calles de la isla y los escudos de cerámica de la sala de pleno y de la fachada de la Casa Consistorial. También hizo las cruces de la fachada de la iglesia del Pilar de la Mola y fue cofundador de la Fira d'Art i Artesania de la Mola.

El último homenaje a su figura fue la construcción del Centro Antoni Tur Costa ‘Gabrielet’ en Sant Francesc, dedicado al fomento de la artesanía y a los productos alimenticios elaborados con procedimientos tradicionales.