Dos décadas. Este es el tiempo que lleva el diseñador ibicenco Tony Bonet desfilando en la Pasarela Adlib. Primero lo hizo con su hermano Jose, después junto a la diseñadora Bianca y finalmente en solitario con su propio sello y su particular estilo. Por ello, este exalumno de la Escola d’Arts i Oficis que jamás olvida sus raíces ibicencas y el tiempo que pasó en esta escuela, es uno de los creadores más respetados y queridos de la moda ibicenca.

En esta ocasión nos cita en su estudio del primer piso del número 5 de la Plaza Enrique Fajarnés de Vila y como siempre nos trata con gran amabilidad. Con gorra negra, camisa estampada, sus anillos y sus collares, nos abre la puerta y lo primero que nos encontramos es un pequeño pasillo con tres maniquíes con vestidos suyos, entre ellos un poncho que formó parte de su primera colección. Sin embargo, lo mejor está por llegar. A la derecha hay una sala con multitud de trajes y la izquierda, justo enfrente, se abre una luminosa estancia, con una gran terraza que da a la plaza y en la que, afortunadamente parece que no ha pasado el tiempo. Hay tres máquinas de coser de las de toda la vida, otros aparatos y utensilios, papeles, cartones, un transistor de pilas en el que suena Cadena Dial, mucha ropa colgada y varias notas manuscritas que cuelgan de un cable. Allí se respira moda de la de toda la vida, moda realizada a mano y sobre todo, moda creada en Ibiza.

—Qué maravilla de estudio tiene. ¿No tiene ningún ordenador? Si es así, admiro su salud mental.
—(risas) Bueno aquí no pero sí hay alguno en la oficina.

—Veinte años mostrando sus modelos de forma ininterrumpida en la Pasarela Adlib. Enhorabuena. ¿Cómo empezó todo?
—Dos décadas a las que hay que sumar los años que desfilamos formando parte de l’Escola d’Arts i Oficis. Pues mi primer desfile lo hice con mi hermano Jose, después nos separamos y yo entré a trabajar con Bianca, una de las precursoras de la Moda Adlib, siendo su segundo patronista durante once años hasta su fallecimiento. Después, tras un par de años con su marido, decidimos separarnos y crear nuestro propio sello, empezando completamente de cero porque aunque la filosofía y los tejidos cien por cien algodón eran los mismos el estilo era completamente innovador.

—¿Era usted vocacional? ¿De esos que desde pequeño ya sueña con ser diseñador de moda?
—La verdad que no. Mi verdadera intención era ser decorador, que es una de mis pasiones, pero a los pocos días de empezar en la Escola d’Arts i Oficis y gracias a la asignatura de dibujo técnico me di cuenta que aquello no era lo mío y me cambié. Eso sí, de pequeño ya ayudábamos a una vecina que confeccionaba las colecciones de Dora Herbst a coser los botones. Lo hacía para que la dejáramos en paz porque éramos muy pesados y siempre estábamos con ella (risas).

—Fue el primer diseñador que mostró trajes de novia en la Pasarela Adlib. ¿Ha cambiado su forma de entender la moda en estos veinte años?
—Creo que no aunque me he ido renovando porque en la moda no hay nada fácil ni éxito ni clientes para toda la vida. Y si no te renuevas estás fastidiado.

—Pero siempre manteniendo los orígenes. Usted va de orgulloso ibicenco con amplia descendencia por la vida.
—Por supuesto. Son primordiales los orígenes y hay que retomar, seguir y olvidarlos constantemente porque el pasado siempre vuelve. Por eso no hay que repetirse nunca.

—¿Eso lo aprendió en la Escola d’Arts i Oficis?
—Sí. Tuve la suerte de aprender con dos profesoras como Maria Ferrer y Marian Ferrer y ellas siempre me insistieron que hay que arriesgarse en todos los ámbitos de la vida porque luego es la vida y el comercio la que te parará los pies. Es decir, innova, crea y haz cosas nuevas que luego los clientes serán los que te dirán si es factible o no.

—¿Se considera un verso suelto en la Moda Adlib? Siempre se ha caracterizado por innovar constantemente...
—Puede ser porque si te pasas todos los días haciendo lo mismo la vida es muy aburrida. Y tal vez por eso siempre estoy buscando la chispa de la vida. En Ibiza llevamos 46 años de Moda Adlib y pienso que aunque hay que respetar los materiales clásicos hay que estar abiertos al cambio y a las nuevas tendencias que vienen por ejemplo de la música o de las tribus urbanas combinando por ejemplo el neo punk o el grunge con el romanticismo. Pero bueno que te va a decir alguien que es seguidor de Lola Flores y Marilyn Manson (risas).

—¿Y hacia dónde va ahora Tony Bonet?
—Ahora estamos con la colección Locura de amor. Está basada en una idea, digamos algo filosófica, de que cualquier pareja se puede decidir casar en cualquier momento, deprisa y sin pensarlo mucho, y tiene que encontrar su vestido rápidamente. Por ello, siempre manteniendo los tejidos clásicos, uestamos apostando por materiales que puedes encontrar teóricamente en el sitio en el que estás, como redes de pescar o encajes destruidos bajo la técnica del entulado. Eso sí, todo bajo la premisa de mezclar lo clásico con las nuevas tendencias.

—¿Podemos adelantar algo de lo que se verá en la pasarela el sábado?
—(risas) Bueno algo. Es de esa colección Locura de amor con vestidos de base Adlib con blanco y puntillas aunque con bastante color crudo. Además le hemos dado una vuelta de tuerca a la innovación apostando por lo artesano y lo rústico pero creando imágenes potentes para una mujer única.

—¿Cómo es su día a día de trabajo?
—Bueno en mi estudio es todo muy artesanal usando las máquinas de toda la vida. Y yo, a las siete de la mañana ya estoy trabajando en el estudio y si es media hora después me enfado porque odio la impuntualidad.

—¿Sigue pintando sus modelos a mano con un lápiz en un bloc de notas?
—Sí. Soy un poco maniático y en el 99,9% de mis diseños todo comienza en un papel y un lápiz. Ahí es donde empieza todo aunque no quita que en algunos casos puntuales también use algún maniquí con la técnica del moulage, sobre todo cuando voy con prisa, o en la tablet o el móvil. Además, cuando creo una colección todos los prototipos tienen que pasar por mis manos, desde la costura al planchado (risas).

—Entonces, ¿cuanto tarda en hacer un vestido?
—Depende. Si se tienen las ideas claras, que suele ser mi caso, una semana. Pero en ocasiones nos puede llevar hasta ocho meses, depende de si lleva puntilla, patchwork...

—¿Para cuándo un traje de hombre sobre la pasarela?
—Bueno, ya presentamos uno de novio en la Pasarela Costura España y ya he hecho alguno por encargo. Pero he de reconocer que me cuesta hacerlos porque no me divierte tanto (risas).

—¿Le volveremos a ver junto a Elisa Pomar?
—En esta ocasión no porque desde hace dos años el Consell d’Eivissa le ha permitido que desfile sola.

—¿Cómo nació esta asociación? Parecía imposible ver a uno sin el otro...
—Pues hace mucho tiempo. Elisa y yo somos como hermanos de trabajo y nos llevamos genial. Todo comenzó cuando alquien se quejó porque desfilaran los joyeros solos y yo, que la había conocido de sentarme junto a ella en un desfile, le propuse que fuéramos juntos con una única condición, que yo hiciera la ropa y ella los complementos, cada uno por su lado, y luego, un par de días antes de Adlib, nos juntáramos para ver cómo lo fusionábamos.

—Una pregunta... ¿Los girasoles amarillos también son un símbolo característico de Tony Bonet?
—Por supuesto, en todos los lugares que he desfilado a lo largo de mi trayectoria siempre ha habido girasoles. Eso es innegociable.

—¿De dónde surgió esa fascinación?
—De la primera colección que preparamos de novias. Teníamos que llevar un ramo pero a mi las rosas y algunas otras flores me parecen demasiado clásicas y cuando le estábamos dándole vueltas al tema un amigo de mi padre nos regaló un ramo de girasoles. Y fue como si se hiciera la luz porque desde entonces siempre están en mis colecciones.

—¿Cómo ve la salud de la Moda Adlib actualmente?
—Bastante buena. A nivel de repercusión y ventas no nos podemos quejar porque está muy reconocida.

—¿Y de la Pasarela Adlib?
—También buena, pero yo creo que tiene que tender más hacia la profesionalización y hacia el producto local y artesano. Es cierto que cada vez hay más marcas que participan y eso, aunque es bueno hace que todo esté demasiado masificado y mezclado. Por eso yo propongo que todos tengamos que pasar por un comité de selección para poder participar. Es como yo, que si no soy matemático no puedo participar en un congreso de matemáticos.

«Estoy decorando el podenco de una manera muy Tony Bonet»

Por estos veinte años de trayectoria Bonet decorará uno de los podencos que ha cedido la galería P Art Ibiza para dar la bienvenida a los asistentes a la Pasarela Adlib 2017 junto a Elisa Pomar y el resto de participantes de este año. Será Dafne, aunque Tony Bonet prefiere llamarle cariñosamente Judith, «en homenaje a su perra» y «no estará disfrazado» sino que llevará un vestido muy a su estilo, «fácilmente identificable». Concretamente, tendrá colores azules «de clara inspiración ibicenca» con manchas de patchwork y puntillas blancas. Todo para que el resultado sea «un podenco que cualquiera pueda poner en su casa».