El IV Congreso Internacional de Ocio Nocturno, INIBZ17, que acoge el hotel Ushuaïa Tower de Platja d’en Bossa, abordó ayer cuestiones básicas relacionadas con esta oferta de entretenimiento musical como su encaje en los vecindarios y ciudades, su importancia para un destino turístico, la contaminación acústica y la seguridad.

El anfitrión de la conferencia, Abel Matutes Prats, puso como ejemplo de los cambios que puede generar la industria del ocio musical en un destino turístico el ‘factor Ushuaïa’, que según el empresario ibicenco «supuso un antes y un después» para Platja d’en Bossa y para el concepto de ocio musical de la isla.

En el marco de la primera jornada de ponencias, Matutes recordó que esta zona de Sant Josep estaba hasta el año 2010 «destinada a morir si Ibiza no cambiaba su oferta de ocio». «El hotel que hoy es Ushuaïa sólo abría dos meses al año, julio y agosto. Platja d’en Bossa era un sitio totalmente degradado y, según Exceltur, era una de las cinco playas más baratas del litoral español. Ahora es la segunda más cara del Mediterráneo», aseguró el presidente del Grupo Palladium, que también destacó los años de trabajo que empleó la compañía que preside en «redondear» un proyecto al que el Consell Insular no dio su visto bueno hasta 2011.

La clave del éxito, según Matutes, es que se ha ido pasando de un ocio nocturno «del despiporre y el vandalismo» hacia otro que ofrece «experiencias, por ejemplo en hoteles de 5 estrellas, y un ocio musical y de calidad».

En la siguiente intervención, la regidora de Turismo del Ayuntamiento de Vila, Gloria Corral, explicó en base a un estudio que el perfil del cliente de ocio nocturno en Ibiza tiene entre 20 y 35 años de edad y que permanece de media cuatro días en la isla, normalmente de jueves a domingo. Además, suele cometer excesos por alcohol y drogas. La edil de Guanyem repasó la legislación insular y autonómica referente al turismo y al ocio nocturno desde los años 90 hasta alcanzar la actualidad, donde el turismo de masas, la irrupción de plataformas de alquiler vacacional y los ‘rent a car’ han generado una «masificación turística» pendiente aun de resolver. Según Corral, Ibiza tiene como principales retos «alargar las estancias», estableciendo –como sostiene la nueva ley turística– un «techo de plazas», y «diversificar» la oferta de en lugar de «concentrarla» en el ocio nocturno, «complementando» la industria musical con academias, escuelas de jóvenes talentos y festivales, entre otras iniciativas. Además, propuso a los empresarios que dejen abierta alguna de las discotecas con mayor renombre durante todo el año para contribuir a la desestacionalización. «¿Tiene Ibiza que centrarse en un único tipo de turista? Yo creo que no», concluyó la regidora de Vila.

Matutes coincidió con Gloria Corral en que los establecimientos hoteleros de Ibiza «no pueden absorber un único tipo de cliente» y aseguró que el modelo de ocio musical actual «casa mejor con el turismo familiar». El directivo ibicenco admitió que no es necesario desde los gobiernos locales «fomentar aún más» este tipo de oferta, en la que Ibiza es puntera a nivel mundial, pero afirmó que «el mayor error» para la isla sería «intentar debilitar el ocio nocturno».

«Ahora lo que hace diferencial a Ibiza es el ocio diurno. Se están ofreciendo otro tipo de experiencias que van hacia un cliente más mayor», subrayó Matutes, antes de reiterar que esta industria «tiene que adaptarse a los cambios».

Durante la primera conferencia intervino el portavoz de la comisión de clubes nocturnos de Berlín, Lutz Leichsenring, quien explicó a los asistentes el proyecto La huella creativa que analiza la evolución de las ciudades en torno al ocio nocturno a través de «espacios innovadores que ofrecen experiencias completas a nivel creativo y cultural». Leichsenring aseguró que en Berlín la edad media de los clientes de las discotecas es superior a 30 años ya que en ellas se ofrecen «distintas formas de arte, exposiciones, conciertos y mercados de comida». También explicó que la tibia regulación berlinesa, que permite a los locales abrir durante todo el día y la noche, «crea una atmósfera cultural que hace que el cliente se sienta partícipe y se identifique con ese ocio, como pasó en Ibiza con la comunidad hippie».