Pasaba un cuarto de hora de la una de la tarde de ayer y mientras el viento iba soplando cada vez con más fuerza y menor temperatura la gente se fue aglomerando en la plaza de la iglesia de Sant Josep. Nadie se quería perder el inicio de la procesión del día grande de la localidad y el pasillo de la salida de la puerta del templo se iba cerrando cada vez más. Incluso, fotógrafos y cámaras de televisión se abrían paso con dificultad entre la multitud para captar el momento.

Y entonces, de repente, comenzaron a sonar las campanas con fuerza. Con mucha fuerza. Tanta que más de uno miró asustado hacia la torre para descubrir a un hombre que, vestido elegantemente, no paraba de hacer sonar el pesado badajo de la campana. Era, sin duda, una imagen de un tiempo que posiblemente ya no volverá nunca. Verle allí arriba fue como retroceder varios siglos atrás ya que actualmente en la mayoría de las iglesias, incluidas las de Ibiza, no hay nadie que se dedique a este menester.

Por eso, una vez concluida la procesión compuesta por nueve imágenes, incluida la de Sant Josep, patrón de la localidad, dio comienzo el trabajo de investigación para conocer quien era aquel hombre de pelo blanco. Afortunadamente nos lo pusieron fácil. Una pregunta a la concejala de Cultura de Sant Josep, Helena Benlloch, quien nos remitió al representante de los obreros del pueblo y éste a otra señora, y por fin lo teníamos. Era Pep de Can Marc, un hombre que, según los parroquianos, lleva moviendo el badajo de la campana durante el día grande, «tantos años que sin él la fiesta no sonaría igual».

Pep, al que desde PERIÓDICO DE IBIZA Y FORMENTERA aprovechamos para felicitarle por su santo, se convirtió para los que ya hemos vivido alguna que otra celebración del día grande de Sant Josep en el gran protagonista. Fue, aunque suene extraño, el aspecto más llamativo en una celebración que, como suele ser habitual en todas las festividades de los patrones de los pueblos de Ibiza incluyó una solemne misa oficiada por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, procesión por las calles del pueblo, ball pagès a cargo de la colla del municipio y el posterior reparto de bunyols y vi pagès para todos los presentes en la plaza.

Sant Josep, «ejemplo de entrega a Dios»

Durante su homilía, Vicente Juan Segura como suele ser habitual en él hizo un repaso de la figura de Sant Josep, patrón de la localidad y patrón de la iglesia universal. Esposo de la Virgen María y padre de Jesús, fue según el obispo valenciano «un ejemplo de una vida entregada a Dios» y un ejemplo «de un hombre de fe que asumió con confianza y sin dudar todo lo que le dijo Dios, incluso sin tener todas las claves del camino». Por ello, pidió a los fieles que abarrotaban la iglesia, que vivan su vida como la vivió él, «con heroica fidelidad y con confianza en el mensaje de Dios, dejándose guiar por sus palabras y su bondad eterna».

Tras la misa llegó la procesión que discurrió en apenas unos minutos por la calle principal de la localidad, pasando por delante del edificio del Ayuntamiento y volviendo a la iglesia. En ella participaron ocho imágenes además de la del santo, que fue portada por cuatro miembros de la colla josepina, el obispo, curas de distintas parroquias, los miembros del grupo mallorquín Tall de Vermadors de Binissalem, la colla anfitriona y un buen número de cargos políticos. Y es que, por ejemplo, de entre los alcaldes de la isla, sólo se echó en falta la presencia del de Vila, Rafa Ruiz, ya que se dejaron ver por Sant Josep, el anfitrión, Josep Marí Ribas, Agustinet, el de Sant Joan, Antoni Marí ,Carraca, el de Santa Eulària, Vicent Marí, y el de Sant Antoni, Pep Tur, Cires. Además, y como poco a poco se aproximan las elecciones, también acudieron, entre otros, el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Torres, la consellera de Cultura, Participación y Deportes del Govern balear, Fanny Tur, y la consellera de Presidencia del Govern balear, Pilar Costa.

Después, una vez devueltas las imágenes a su lugar en la iglesia tuvo lugar la tradicional demostración de ball pagès. Algo que no fue nada sencillo puesto que la plaza estaba completamente abarrotada y porque poco a poco el círculo en torno a los balladors y sonadors se iba cerrando cada vez más debido a las ansías y a las ganas de muchos de los presentes, la mayoría turistas, por captar el momento con sus teléfonos móviles. Finalmente, y después de que no hubiera que lamentar ningún problema la mañana del día grande se fue terminando mientras se comían bunyols y se bebía vi pagès y refresco.

Desgraciadamente los actos previstos por la noche se tuvieron que suspender por el mal tiempo. El correfocs a cargo de Els dimonis i els mals esperits y uno de los eventos más esperados del programa de este año, el concierto de Projecte Mut previsto para las 21.00 horas se tuvieron que trasladar a una fecha que se comunicará en un futuro.

Consulta el programa de fiestas de Sant Josep aquí