Varios niños observan qué prueba les ha tocado en la ruleta de la yincana familiar de los derechos y deberes de la infancia.

El cielo despejado y la buena temperatura invitaban ayer a las familias a salir a la calle a jugar con los más pequeños. En Santa Eulària a muchos les sorprendió ver globos, juegos y pintacaras en la plaza del Ayuntamiento. El municipio del río celebró ayer una jornada para conmemorar el Día Universal de la Infancia, que se celebró el pasado 20 de noviembre, con actividades para toda la familia.

La actividad principal era una yincana familiar, en la que los pequeños y mayores iban resolviendo pruebas para obtener los textos de derechos y deberes. Tras girar una ruleta se designaba qué prueba se tenía que realizar, relacionada con un derecho y un deber. Al resolverla se obtenía el texto que se iba colgando en un mural. «Cuando los niños han aprendido cinco derechos y cinco deberes, les damos un diploma que lo acredita» explicaba Samuel Molla, uno de los monitores de la actividad.

Nuria acompañaba a su hija Candela de cuatro años a pegar uno de los derechos. «Es el derecho a la igualdad, a que todos los niños y niñas sean iguales», le explicaba a la pequeña. Nuria venía del supermercado con la bolsa de la compra y se encontró de casualidad con estas actividades, así que decidió hacer un alto en el camino. «Es una iniciativa que me gusta mucho, ella (Candela) no sabe leer y a lo mejor le cuesta un poquillo más. Pero es divertido y por lo menos pillan algo». Aunque tenía que preparar todavía la comida, consideró que merecía la pena darle unas primeras pinceladas de sus derechos y deberes a Candela. «Venga Candela, nos ponemos a la fila y que nos digan la siguiente prueba».

En un banco se sentaba Marga, que vigilaba a Luca, su hijo, y a su amigo Guillermo, los dos de cinco años. Cumplirán seis el mes que viene, apuntan orgullosos. Jugaban con sus peonzas acrobáticas mientras decidían si participarían en la yincana o se irían al taller de pintar caras. Marga se muestra muy contenta de que el ayuntamiento de la localidad organice tantas actividades para niños, «a veces más que en Vila», señala.

El taller de pintar caras es la actividad más exitosa de la jornada. Cinco monitoras van decorando los rostros de niños y niñas que eligen entre una serie de plantillas. Superhéroes y animales son los modelos más demandados. La mayoría, tras pintarse la cara se dirige a la ruleta para jugar a las diferentes pruebas de la yincana y completar el circuito.

En otro rincón hay un espacio para dibujar y colorear sobre los derechos de la infancia. Los dibujos se pueden llevar a casa o pueden colgarse y decorar la fachada del ayuntamiento, cuyos soportales eran ayer un inmenso mural colorido de derechos con el deseo de que algún día sean una realidad para todos los niños del mundo.