Dos de las voluntarias ayudan a Thomas a escoger la indumentaria y la talla ideal para su entrevista de la tarde. | MARCELO SASTRE

El Taller de Estilismo e Imagen es uno de los programas de acción social que Cáritas Diocesana de Ibiza está llevando a cabo en la isla desde hace dos años en el recinto agrícola de formación e inserción sociolaboral Can Pep Xico.

Se trata de una iniciativa propia promovida por la trabajadora social de Cáritas, Nieves Fuentes, la encargada de voluntariado, Araceli Sánchez y la voluntaria Daniela Natale, con objeto de empoderar a los participantes para facilitarles la búsqueda de empleo y aumentar su autoestima gracias al cambio de imagen.

Una actividad que no podría llevarse a cabo, como no, sin la ayuda de los voluntarios que colaboran para hacerlo posible y que aportan lo mejor de sus profesiones.

Este año han sido cinco las colaboradoras y ayer por la mañana la dedicaron a engalanar a los 23 participantes, que por la tarde tenían programadas varias entrevistas para Integra de Madrid, la fundación que colabora de forma habitual con Cáritas en materia de reinserción laboral.

Fuentes explica que empoderar a los participantes es lo más importante, «sobre todo porque normalmente son personas con una autoestima muy baja y a la hora de hacer una entrevista ellos notan mucho la apariencia que infunden a sus entrevistadores y luego nos comentan que no van todo lo aseados que deberían, por ejemplo». Asimismo, la trabajadora social asegura que gracias a esta actividad y según los datos del año anterior, en torno a la mitad de las personas que participan se logran incorporar a un nuevo empleo.
Así, en el programa participan los dos centros que gestiona Cáritas en la isla, el taller de reciclaje textil e inserción laboral, A Tot Drap, y el huerto ecológico de Can Pep Xico. Pero muchos de los miembros no participan «porque a algunos no les gusta eso de exponerse» como comenta Fuentes o «son más sensibles y nos les gusta que les toquen», tal y como señala Natale.

El taller consta de una sesión de makeup y peluquería de la mano de Sally, una maquilladora profesional que costea los cosméticos que emplea con los participantes, y luego pasan a la showroom dónde les espera un armario de ropa para vestirse formalmente después de que los voluntarios hagan una selección previa de la ropa procedente de A Tot Drap.

La velada de ayer estuvo compuesta de música, globos, almuerzo, sesiones de fotos y por supuesto sonrisas, cuando los asistentes vieron en el espejo el antes y el después de su look. Una sesión en la que los más necesitados se dejaron cuidar por las manos de quienes tienen la necesidad de cuidar, en un ejercicio de mutuo beneficio.

Es el caso de Anna, que por primera vez asiste a una sesión de makeup y ayer se sintió ‘perfecta’ tras ver su nueva imagen en la cámara de fotos que la retrató. Como muchos de los presentes, Ernesto está pasando el invierno en el Centro de Acogida Municipal, situado en la calle Carlos III de Ibiza. Egbert es británico y lleva más de 10 años en la isla, está en A Tot Drap y aunque es de pocas palabras dice que «está muy bien lo que hacen aquí» y asegura hacer muchos amigos.

Los beneficios se ven en el cambio que ellos perciben de sí mismos, «años anteriores incluso había alguno que lloraba», relataba Nieves, «porque pasan de mirarse al espejo y sentirse feos por fuera y por dentro a verse guapos. Y ver gente que cree en ti y que quiere dar una buena imagen de ti y te apoya en ese cambio de imagen es muy positivo para ellos, se dan cuenta de que pueden hacer más de lo pensaban».

«Salen preparados para la entrevista», aseguraba Daniela Natale, quien apuntaba que «un cambio de look es un cambio de vida, porque la sociedad en la que vivimos es así. Lo primero es la imagen, sobre todo cuando miran un curriculum». Natale es diseñadora de eventos y estilista, y tras cuatro años con Cáritas acabó vinculando su profesión con el voluntariado para aportar así, «ideas nuevas».

«El taller tiene mucho éxito porque hace a las personas felices y porque aunque lo importante es el techo, la comida y la salud, también lo es divertirse. Para nosotros es normal poder comprar una barra de labios, una cremita o una pulsera, pero para ellos no. Se trata de regalar un día diferente, ligero y donde puedan reír. Algo que es bueno porque su vida es muy dura», manifestaba la voluntaria.