La imagen del santo es sacada en procesión tras la celebración de la misa. | DANIEL ESPINOSA

A eso de las 12.45 horas empezó a chispear y la mayoría de los que poblaban la plaza de Sant Josep, junto a la iglesia, empezaron a dar por hecho que no habría procesión. Muchos temieron lo peor, sobre todo la decena de turistas del Imserso que ya habían cambiado el gesto cuando les anunciaron que los miembros de la colla de Sant Josep de Sa Talaia iban a bailar sin sus trajes tradicionales. «Que pena, nos habían dicho que era precioso y que era una demostración de esa Ibiza que no sale mucho en los medios de comunicación, y por eso teníamos muchas de poderlo ver por primera vez», aseguraba Núria, una turista de Tarragona que se encontraba sentada junto al porxo de la iglesia.

La procesión se hizo esperar. Pasadas las 13.00 horas, al ritmo del quinto repicar de campanas a cargo un año más de Pep de Can Marc y cuando estaban a punto de perder la paciencia los agentes de la Policía Local que llevaban un rato intentando cortar el tráfico, se puso en marcha desafiando a la lluvia. Entonces, más de uno pensó que el propio Sant Josep había usado su poder divino para frenar a la lluvia. «Esto tiene que ser cosa del santo», bromeaba con mucha guasa Marilina, una vecina del pueblo de 72 años mientras sus amigas la seguían el juego... «será que tiene muchas ganas de salir de la iglesia».

Poder divino o no, lo cierto es que la procesión discurrió con normalidad, seguida por los varios centenares de personas que habían acudido. Como es tradición desfilaron nueve imágenes incluida la de Sant Josep, patrón de la localidad, quien lucía orgulloso el último repleto de flores.

Tras ellos una amplia comitiva de personalidades del mundo eclesiástico y de la política, llamando la atención la ausencia del obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura. Si acudieron la consellera de Cultura, Participació i Esports del Govern, Fanny Tur; el president del Consell Vicent Torres; el aspirante y alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí; el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, Agustinet; el alcalde de Sant Antoni, Pep Tur, Cires, la vicepresidenta primera del Consell d’Eivissa, Viviana de Sans, o candidatos a algún ayuntamiento como José Vicente Marí Bosó. Eran tantos y algunos tan poco comunes en este tipo de actos que el que más o el que menos rápidamente asoció su presencia con la cercanía de la campaña electoral y las próximas elecciones generales y municipales.

La mayoría asistió al ball pagès que se celebró, desafiando a la lluvia, en la plaza de la iglesia. Los miembros de Sa Colla de Sant Josep de Sa Talaia lo hicieron vestidos de calle y ante una gran expectación. Tanta que incluso tuvieron algún que otro problema para echar a la gente hacia atrás y formar el tradicional círculo y bailar en su interior. La falta de sus trajes no restó ni un ápice de espectacularidad y brillaron los balladors y sonadors de edades muy diversas. Todo ello fotografiado y grabado por centenares de teléfonos móviles, entre ellos el de Núria, la turista de Tarragona que finalmente estaba disfrutando muchísimo con lo que veía. «Que preciosidad, no sabía que en Ibiza se hacían estas cosas y lo estoy grabando para poder enseñárselo a mis hijos y que sepan que aquí no solo hay fiesta y discoteca», nos confirmó mientras aún tenía tiempo para coger una orelleta. Un dulce que por cierto, también descubrió y también le encantó.

Tuvo que darse prisa porque los poderes de Sant Josep no pudieron aguantar más y finalmente sobre las 13.45 horas comenzaron a caer grandes gotas de agua. Todo el mundo corrió a refugiarse en los porches de los bares cercanos y los miembros de la colla a la iglesia. No se mojaron mucho y además, afortunadamente, ya estaba todo el trabajo hecho.