Uno de los momentos más complicados de la procesión es la subida por el resbaladizo empedrado de la Cuesta del Rastrillo. | DANIEL ESPINOSA

El Domingo de Ramos, que recuerda en tierras cristianas la entrada de Jesucristo en Jerusalén dando comienzo a la Semana Santa, va camino de convertirse en la ciudad de Ibiza en un evento que bien podría competir con el Viernes Santo. Una vez más las procesiones y las distintas bendiciones de palmas que se organizaron en distintos lugares de Dalt Vila, el barrio de la Marina, el Parque de la Paz o la Plaza Pintor Calvet volvieron a ser un éxito de público y participación. Tal vez la única pega es que en algunos casos se solapan los horarios provocando que más de un turista estuviera descolocado y no pudiera llegar a todas.

Como es tradición el acto más madrugador fue la bendición de Palmas que todos los años organizan en la iglesia de Santo Domingo las cofradías de Nuestra Señora de los Dolores y el Santo Cristo Yacente, ambas con sede en la Catedral. Tras comenzar a las 10.00 horas, con gran puntualidad, las bendiciones las repartió una vez más el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, ante una treintena de fieles. Prácticamente todos eran «ibicencos de toda la vida» porque tal y como aseguró Carmen, una turista de la ciudad sevillana de Lebrija, nadie en el hotel donde estaban alojados les había informado de que esto se celebraba. Además, la ceremonia fue corta y la lebrijana y su marido Pepe cuando llegaron a la puerta del templo de Dalt Vila se encontraron como la comitiva ya enfilaba hacia la Catedral acompañada de los miembros de la Agrupación Musical Santo Cristo Yacente.

Tal vez por eso, por el calor, por lo empinado de las calles o «porque niño la edad empieza a pasar factura», el matrimonio decidió seguir nuestras indicaciones y bajar hasta la iglesia de Sant Elm para ver la salida de la imagen de La Borriquita, en la procesión que organiza conjuntamente la Cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio y la Cofradía Nuestra Señora de la Piedad.

Cuando llegaron se encontraron con un centenar de personas que esperaban a que terminara la misa. Entre ellos la docena de valientes de la Cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio que se encargan de subir esta imagen construida por la cofradía en 2008 y que pesa más de 120 kilos. Cogieron una de las palmas que se repartían en la puerta mientras alucinaban con la cantidad de comercios que se alquilan o se venden en la Marina. «Que pena con lo bonito que es este barrio y lo abandonadico que parece que está en estas fechas. Creo que se le podría sacar mucho más partido».

La imagen salió finalmente sobre las 11.15 horas, con algo de retraso sobre el horario previsto. Unos minutos que parecen una tontería pero que son sumamente importantes puesto que en la iglesia de Santo Domingo estaban esperando que llegue la imagen para empezar la misa y unos minutos puede provocar que la marcha se tenga que hacer con menos paradas y mayor sufrimiento para los cofrades.

La Borriquita asomó por la puerta lateral de la Iglesia de Sant Elm al ritmo de la música de la Agrupación Musical Santo Cristo del Cementerio y ante la atenta mirada de muchos vecinos de la zona y también turistas. De esta procesión si habían informado en algunos hoteles y algún que otro guía y eso se notó. Sin embargo, en la plaza de la iglesia de Sant Elm el gran protagonista fue, sin duda, Frigolón, un pequeño perro que en sus dos años de vida ya se ha convertido en un clásico de esta procesión junto a su dueña Carla de 5 años y su padre Carlos. Y todos, incluyendo al simpático Frigolón llevaban su palma en un día tan importante como el Domingo de Ramos.

Los tres formaron parte de la comitiva que siguió el recorrido habitual de esta imagen. Tras los primeros pasos y en cuanto La Borriquita enfiló la calle Mestre Joan Mayans hacia el Mercat Vell y el Portal de Ses Taules, el ambiente de curiosos se multiplicó exponencialmente, gracias en gran medida, a la amplia representación de turistas del Imserso. La mayoría de ellos quedaron gratamente sorprendidos con el buen hacer de los cofrades y no pararon de hacer fotografías a la imagen y a sus esforzados porteadores, sobre todo cuando subieron la Cuesta del Rastrillo, desafiando al peso, a la pendiente y sobre todo a lo resbaladizo del empedrado. «Qué valientes son y que bonito, esto si que es devoción, no nos esperábamos que Ibiza pudiera tener una Semana Santa que no fuera compras y playa», nos explicaba Milena, una señora de Logroño que había venido con unas amigas en busca del sol que no hay en su tierra. «No soy nada religiosa la verdad pero esto es muy bonito y siento una gran admiración por estos hombres y mujeres que se atreven con todo este peso», concluyó mientras se afanaba por intentar entender como funcionaba su teléfono móvil al paso de la imagen por el Portal de Ses Taules camino al Patio de Armas.
Finalmente, esa admiración aumentó aún más viendo la pericia de los cofrades al afrontar la Plaza de Vila y enfilar por la calle de Sa Carrossa hacia la Iglesia de Santo Domingo. Milena y su grupo lo fotografiaron todo pero al final no entraron a la misa porque «habían reservado para comer una paella en la playa».

El Domingo de Ramos también se celebró durante toda la mañana en otros lugares fuera del barrio de la Marina y de Dalt Vila. En este caso hubo bendiciones en el Parque de la Paz y en la Plaza Pintor Calvet, al lado de la iglesia de Santa Cruz y justo enfrente del edificio de los Juzgados.

A las 10.00 horas fue el turno de la bendición del Parque de la Paz. Allí estuvo organizada por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y en ella participaron cerca de un centenar de personas. Después se celebró una pequeña procesión por las calles del barrio de Es Clot y Ses Figueretes que terminó en una abarrotada iglesia de la Mare de Déu del Roser i Sant Ciríac, donde se ofició una misa.

Después, en torno a las 12.00 horas, fue el turno de la celebración en la Plaza Pintor Calvet. En este caso también fue muy numerosa porque cientos de personas, en su mayor parte niños, acudieron hasta el lugar con sus palmas para seguir la pequeña procesión que termina en la iglesia de Santa Cruz y en la que participa Manolito un burro real que todos los años hace doblete, ya que por la mañana estaba paseándose y dejándose fotografiar pacientemente en Santa Eulària.

Santo Cristo de la Agonía
Finalmente, el Domingo de Ramos terminó en la ciudad de Ibiza con la procesión del Santo Cristo de la Agonía y Nuestra Señora de la Esperanza, que este año cumple diez años desde su incorporación.

Las dos imágenes de la Cofradía del Santo Cristo de la Agonía, salieron en torno a las 20.30 horas de la iglesia de Santa Cruz, junto a la calle Aragón de Ibiza, y sus cofrades vestidos con túnica y capirote blanco y capa y cinto morado, desfilaron por las calles del barrio entre una gran expectación. Lo hicieron, además, acompañados de los miembros de la Agrupación Musica Sa Colla des Riu y Agonía, que este año además estrenaban uniforme.