Magda Piñeyro, de la Plataforma Stop Gordofobia, asegura que se puede tener sobrepeso y estar sano.

Magda Piñeyro, licenciada en Filosofía y máster en Teoría Feminista, es cofundadora de la plataforma Stop Gordofobia. Mañana sábado, a las 10.30 horas, impartirá el taller ‘Mi cuerpo es mi hogar’ en el centro polivalente de Cas Serres. Una actividad, organizada por el colectivo Figa de Pic, en la que se tratará de hacer una reflexión colectiva sobre la gordofobia y la presión estética en la sociedad. Hablamos con ella sobre los problemas que sufren las personas con sobrepeso.

¿Por qué nace la plataforma Stop Gordofobia?
—Nace de la necesidad de politizar la gordura, denunciar la discriminación de los cuerpos gordos y situar esta discriminación en una sociedad que odia y humilla la gordura. En un principio queríamos encontrar a gente gorda para hablar y compartir experiencias, para ver si a todas nos pasaba lo mismo. La página consiguió 100 me gusta el primer día y fue creciendo hasta que se nos fue de las manos. Algo que era un hobbie se convirtió en una militancia política.
Ahora tratamos de conectar a gente gorda, difundir contenido ‘antigordofóbico’ y denunciar la gordofobia en la sociedad. Además difundimos imágenes de diversidad corporal para ir cambiando un poco el imaginario del cuerpo y denunciamos también a través de historias personales.

¿Por qué se discrimina a las personas con sobrepeso?
—Gran pregunta. [Ríe] La investigación que hice en la universidad me llevó a sacar en claro que la discriminación tiene tres raíces: una estética, otra de salud y otra moral. Entonces la estética, ofrece el modelo externo de cuerpo, el cual obviamente es delgado; la salud impone un cuerpo interno que es el cuerpo sano y la parte moral que impone un modelo de conducta que ensalza el autocontrol y la disciplina.
Esa moral excluye que la gordura puede tener diversas causas. Cómo la sociedad decide lo que está bien y lo que está mal, considera que el cuerpo delgado se corresponde internamente con la salud y la disciplina. Así, para muchos, las personas gordas tenemos un mal comportamiento que se sale de ese autocontrol y mesura. De ahí viene el castigo, la gordofobia, el apartarte y discriminarte y decirte que tú eres el responsable de tener el cuerpo que tienes y te mereces ser discriminado.

Entonces, se puede tener sobrepeso y estar sano.
—Si. Realmente la OMS lo que dice es que el peso es un factor de riesgo, como cualquier otro. Las personas gordas no estamos enfermas, que es lo que nos suelen decir. Hay gente a la que su cuerpo le limita y a lo mejor quiere cambiarlo, pero más allá de esto la cuestión es que muchas veces, el discurso médico se achaca a la voluntad de la persona gorda el bajar de peso o estar gordo, y no. Yo creo que lo que deberíamos hacer a nivel individual y colectivo y de la medicina, es ahondar en los motivos por los que una persona tiene un cuerpo u otro. Es decir, hay gente que engorda porque está en quimioterapia, o por medicinas antidepresivas o ansiolíticos. Lo que es un problema, por ejemplo, es que no tengamos acceso a una alimentación saludable o al ocio.

Este fin de semana imparte el taller ‘Mi cuerpo es mi hogar’ aquí en Ibiza. ¿De qué se va a hablar?
—La idea con este taller es hablar de cómo son nuestros cuerpos, qué queremos hacer ahora y reconectar bailando y con juegos que hemos diseñado, así como poder hablar de como habitar el cuerpo que somos.
Está diseñado para que haya un poco de todo. Hay un pequeño baile de iniciación para que las personas que no nos conozcamos entremos en confianza, luego una ronda de conversación donde se habla de nuestros complejos y qué parte de nuestro cuerpo solemos odiar y por qué y por último intentaremos subvertir ese odio, hablando de cómo me gustaría amar esa parte del cuerpo.

Ibiza es un sitio muy popular por el culto al cuerpo. ¿Ibiza es gordófoba?
—Puede ser. Yo vivo en Canarias y hay mucho culto al cuerpo por aquí también. Tengo una amiga que me dice que cuando va al País Vasco siente menos gordofobia. Supongo que hay determinados espacios en los que hay un poco más de presión que en otros, seguramente sí. Además, Ibiza es mucha Ibiza (ríe). Hubo un momento en la historia en que la playa dejó de ser un sitio para ir a refrescarte y se convirtió en un sitio donde ir a sacarte fotos.

¿Afecta más la gordofobia a las mujeres que a los hombres?
—A nivel de la sociedad patriarcal, todas las mujeres tenemos complejos y estamos desconformes con nuestro cuerpo. La gordofobia es parte de eso aunque seas delgada porque el canon es la delgadez, si eres delgada aunque no estés gorda estás con la alerta. Todo el mundo está obsesionado. Pero la gordofobia también la sufren los chicos, lo que pasa es que por un lado a las mujeres se nos presiona más a nivel estético y a los chicos no tanto, y por otro lado el patrón corporal de las mujeres es mucho más pequeño y más delicado que el de los hombres. Parece que ellos tienen que ser grandes y fuertes, entonces tienen una vara de medir de la gordura mucho más amplia. Pero cuando son considerados gordos y sufren la gordofobia también es súper dolorosa para ellos. No hay diferencia.

¿Qué suele aconsejar a las personas con sobrepeso que lo están pasando mal?
—Una de las cosas que dejo claras es que todo el mundo tiene días mejores y días peores. Hay días que estás muy bien contigo misma que te sientes guapa, feliz y maravillosa y días que te puedes sentir muy mal. Yo lo que suelo decir mucho es que lo que más me ha ayudado a mí, en este tránsito de mi vida para intentar amar este cuerpo que la sociedad odia, es intentar juntarme con otras gordas, el armar grupo de amigas, meterme a colectivos feministas. Un problema colectivo no puede tener una solución individual. Puede ser un parche a ratos, pero también es necesario lo colectivo.